Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

LA REVOLUCION DEL CUZCO DE 1814 73 fe. Rozas.- Doctor Mariano Guevara.- Ante mí: Mariano Melén– dez Paez, Escribano de su Majestad Público y Notario Mayor. 3~ Testigo Don Rafael Vasquez y Olazábal, español de 40 años. En la ciudad del Cusco en nueve días del mes de febrero de mil ;· ochocientos trece años, ante el señor Alcalde de Primer Voto, la parte del señor Teniente Asesor, y demás electores, presentó por testigo a Don Rafael Vasquez y Olazábal, español vecino de ella, de quien su merced por mí el Escribano le recibió juramento que lo hizo por Dios Nuestro Señor y una señal de cruz, según forma de derecho, so cargo del cual ofreció decir verdad de 1o que supie- re y fuere preguntado, y siéndolo al tenor del escrito de fojas dos, elijo: Que a las diez del día domingo siete del corriente mes, se dirigió el declarante al Convento de Nuestra Señora de la Merced, a sufragar su voto para la elección de los cinco vocales que debían salir de la Junta Parroquial de la Matriz que se hallaba congregada al efecto en virtud de los bandos y carteles de convocatoria pu– blicados por el Gobierno. Que en el acto de haberse sentado el señor Presidente a iniciar la votación, salió una voz general de todo el concurso pidiendo que saliesen a votar los dos abogados que estaba·n presos, a lo que resistió su señoría expresando que tenían causa, a lo que repuso el pueblo que quería saber cuál era, y contestó dicho señor que tenían delito ele haber ido contra la fe, el rey y la patria, sin embargo de lo cual, a vista de la instancia del concurso que repetía la voz una y muchas veces que salgan, que se les deje hablar que ellos se defenderán y que parte de Jos concurrentes se dirigió al cuartel, diciendo que los iban a sacar, dio orden para que con ella saliesen, habiéndose obligado el mis- mo pueblo a quedar de fiador por dichos abogados, expresando que no votarían hasta que ellos saliesen. Que en circunstancias de correr dichas voces, entre las que pidió también el declarante movido de caridad, que se les diese libertad a dichos abogados, dirigió el señor Teniente Asesor al pueblo una exhortación cariño- sa y muy sagaz sobre que mirasen por la fidelidad de la ciudad y que ésta no se manchase con algún borrón que obedeciesen al señor Presidente, y contestó el pueblo que lo obedecían, lo vene- raban y lo amaban, y dijo el declarante llegándose a dicho señor: Ojalá sea vuestra señoría siempre nuestro Jefe porque conocemos su buen corazón. Que habiéndose presentado ante su señoría y todo el concurso los dos abogados Doctor Don Rafael Arellano y Don Manuel Borja expresaron con toda cortesía que se hallaban inocentes, y que harían ver a todo el público su inocencia que ha-

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