Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

74 MANUEL JESUS APARICIO VEGA bfan sido causados por influjo y sugestión de sus enemigos. Que con esto se alegró el pueblo viendo libres a dichos dos abogados, les dieron abrazos y con la mayor serenidad, paz y sosiego, proce– dieron a la votación de los electores, habiendo sufragado su voto el declarante como ciudadano con toda libertad y gusto, como lo hicieron todos los demás ciudadanos. Que dicha votación duró hasta cerca de las nueve de la noche, a la que asistió el declarante sin más interrupción que el espacio de hora y media, que se retiró a su casa a comer, desde la una del día hasta las dos y media de la tarde, en que volvió al convento, y halló todo el Congreso con el mismo sosiego, gusto y alegría, como ya tiene ·expresado, sin que hasta la referida hora de cerca de las nueve de la noche en que se disolvió la Junta Parroquial hubiese ocurrido disgusto, tumulto, ni otro motivo que indicase nulidad en la votación. Que en esta con– formidad salieron los cinco electores a satisfacción y beneplácito del declarante y de todo el pueblo que manifestó su regocijo con aclamaciones de Viva el Rey, la Constitución, el señor Presidente, bs señores Segovia y Villalonga y demás electores con lo que se retiraron los concurrentes acompañando mucha parte de ellos al señor Presidente hasta su casa con muchos vítores, cohetes y de– mostraciones de alegría. Que esta es la verdad so cargo del jura– mento que tiene hecho, y siéndole leída esta su declaración de prin– cipio a fin, se afirmó y ratificó en ella; expresó ser de edad de cua– renta años, que no le comprenden las generales de la ley y la firmó con su merced de que doy fe. En este estado añade el declarante que a tiempo que pedía el pueblo la libertad de los dos abogados p1·esos, exclamó en voz alta el Diácono Don Mariano Becerra: Que no podían salir porque se les estaba siguiendo causa criminal, lo que dió mérito para que el pueblo repitiese que salga Becerra, a lo que se opuso el declarante, defendiendo al cura Doctor Don Juan Becerra, diciendo: Es sacerdote, nuestro Cura, y que no salga; y la firmó de que doy fe. Rozas.- Rafael Vásquez de Olazábal.- Ante mí: Mariano Meléndez Paez, Escribano de su Majestad Público y Notario Mayor. 4' Testigo el Doctor Don Juan Corbacho, Abogado de esta Real Audiencia. Incontinenti la parte de los electores presentó por tes– tigo al Doctor Don Juan Neptuzeno (sic) Corbacho, Abogado de esta Real Audiencia, de quien el señor Alcalde de Primera Elección por mí el Escribano le recibió juramento que lo hizo por Dios Nuestro Señor, y por una señal de Cruz, según forma de Derecho, so cargo del cual ofreció decir verdad de lo que supiere y fuere preguntado.

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