Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

LA REVOLUCJON DEL CUZCO DE 1814 79 le recibió juramento que lo hizo in verbo sacerdotis tacto pectare, so cargo del cual ofreció decir verdad de lo que supiere y fuere preguntado, y siéndole al tenor del escrito presentado por dichos electores dijo: Que el día siete del mes actual, como ciudadano y perteneciente a la Parroquia Matriz, se dirigió el declarante a las diez y media del día al Convento de la Merced, lugar designado pa– ra la votación de electores, que advirtió en el patio principal de dicho Convento una general aclamación por la libertad de los Doc– tores Don Rafael Arellano y Don Manuel Borja, los que estaban en estrecha prisión en los calabozos del cuartel, y que observó alguna resistencia de parte del muy ilustre señor Presidente hasta que las reiteradas instancias del pueblo, le precisaron a expedir las res– pectivas boletas de libertad, y durante esta dilige_ncia parte del pueblo se trasladó al cuartel casi con despecho a libertar a los enunciados prisioneros, de suerte que si no hubiesen mediado los sagaces encarecimientos del señor Asesor Don Pedro López de Se– govia y demás principales vecinos concurrentes que procuraron sosegar el impacto de las gentes, cree el declarante habría un tras– torno considerable con desacato a la persona del señor Presidente de la votación. Que asimismo, declara haberse tranquilizado el pueblo a la vista de los reos, continuando con la votación con un modo y subordinación, propio carácter de los vecinos de esta ciu– dad, que nada más respiran que lealtad al Soberano, obediencia a los magistrados, atención y respeto a nuestra santa Constitución. Que habiendo vuelto por la noche, vio el pueblo tranquilo y sose– gado, escuchando con su semblante lisonjero la publicación de votos, celebrando la elección y rindiendo gracias al señor Presi– dente de la votación, tanto por la libertad de los reos, cuya fianza la otorgaron a nombre del pueblo, los señores Don Domingo Ro– zas, Don Martín Valer, y Don Juan José Olañeta, cuanto porque también le agradó a dicho señor la votación de los enunciados cinco electores. Que esta es la verdad so cargo del juramento que tiene hecho; y siéndole leída esta su declaración de principio a fin, se afirmó y ratificó en ella, expresó que no le comprenden las generales de la ley, y la firmó con su merced por ante mí de que doy fe. Rozas. Doctor Pablo Juan de Alosilla.- Ante mí: Mariano Meléndez Paez, Escribano de su Majestad Públ.ico y No– tario Mayor. 1• Testigo el Padre Lector Jubilado Fray Francisco Luque. En la ciudad del Cusco, en diez días del mes de febrero de mil ochocientos trece años, ante el señor Alcalde Juez de esta infor-

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