Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

198 MANUEL JESUS APARICIO VEGA que se halla vulnerado en lo más vivo de sus leales sentimientos con el hecho de haber precisado el virrey a su prelado diocesano, bajo el pretexto de su avanzada edad, a nombrar por Gobernador Eclesiástico a uno de los tres Curas que le designó, posponiendo a todo el Cabildo a quien se ha despojado del derecho de suceder en el Gobierno por cualquier vacante del prelado con las notas in· j uriosas que se pueden inferir de infidelidad o insuficiencia, cuan– do se considera acreedor por sus fieles servicios a la mejor opinión, viendo también pospuestos a los Curas los individuos de un cuerpo que en su edad provecta alcanzaron su colocación en el Coro por el desempeño del Ministerio parroquial y demás servicios, pues no es imaginable sin impostura que todos hayan sido criminales, siendo entre otros nada equívoco el mérito del Arcediano Dn. José Benito Concha que en medio de sus bellas cualidades fue con su familia la víctima de las amenazas y persecuciones de los rebeldes, de cuyos principios infiere que algunos respetos de gra· titud y deferencia a ciertas personas pudieran equivocar el con– cepto del Virrey según se lo expuso en la representación de que acompaña copia. La contestación original del Virrey la remite el Cabildo con su segunda carta y es concebida en los términos siguientes: "La dimisión voluntaria que ha hceho este Ilmo. Señor Obispo del Gobierno de la Diócesis por su avanzada edad y enfermedades habituales que no le permiten desempeñarlo en las actuales de· licados circunstancias en que se halla la Provincia es un caso extraordinario en que no recae aquél en ese V. Cabildo y por el contrario ha pedido dicho Prelado cometer todas sus faculta– des a la persona Eclesiástica que mereciese su confiania y la mía como Vicepatrón Real Superior para ejercer tan grave car– go, sin necesidad de que fuese miembro del Cabildo ni aun del Obispado: Así ningún agravio se ha inferido a V .S.S. sin embar– go de que son desde luego muy beneméritos y dignos de obte– nerlos, en que haya recaído la elección en el Dr. Dn. Antonio Bustamaote Cura de Paucartambo, especialmente concurriendo en él el mérito y bellas cualidades que V. S.S. renonoceo ni por consiguiente ocurre justo motivo para alterar lo ejecutado". No satisfecho el Cabildo con la referida contestación solicita se le declare el Gobierno del Obispado atribuyendo la elección he– cha en el Dr. Dn. Antonio Bustamante al influjo del regente Do. Manuel Pardo que valiéndose del General del Ejército y con in– formes exagerados sorprendió al Virrey con ellos para el logro de sus ideas .

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