Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

208 MANUEL JESUS APARICIO VEGA [Vid. A.G.I. Aud . Cuzco. Leg. 66) a S.A. la Real Audiencia del Cuzco sobre el origen y progresos de la revolución de aquella Pro– vincia la que se atribuye principalmente a los eclesiásticos secula– res y Regulares, expresando que aunque el clero regular no tiene en los Pueblos un influjo tan general como el Secular no por eso deja de causar bastante perjuicio, pues la práctica general de ha– cer los Religiosos de Cuaresmeros en casi todos los curatos y de Ayudantes ·en muchos hace que los miren como a sus Pastores, siendo por esto muy oportuno que ningún regular pudiese en lo sucesivo emplearse en estos ministerios sin aprobación in scriptis del vicepatrono y que no fue este solo el medio con que atacaron los sagrados derechos de S.M., pues los conventos de S . Fran– cisco y la Merced de la capital del Cuzco abusando de su Ministe– ,rio una gran parte de los religiosos del primero y todos los del segundo, en que se puso de comendador a un hermano político del rebelde José Angulo (Padre Guillermo Lezama) han fomentado la opinión subversiva de una manera tanto más perjudicial cuan– to más numerosas son estas comunidades, pues la de la Merced pasa de cien individuos y la de S. Francisco de setenta los cua– les sería muy conveniente se redujesen al número de 20 o 30 pa– ra que la memoria de esta reforma produjera en ellos la de su causa [ .. . l No viene al caso el hecho que cita la Real Audiencia del Cuzco por haber puesto de Comendador a un hermano político del rebelde José Angulo, pues de ningún modo puede considerarse como un hecho criminal el nombrar Comendador en 18 de junio de 1813 en que se celebró en Arequipa el Capítulo Provincial de la provincia del Cuzco, a un hermano del que se hizo rebelde en agosto de 1814, en cuyo tiempo se verificó la revolución de aque– lla capital y mucho menos debe influir este acontecimiento pa– ra imponer a aquellos religiosos castigo alguno [ ... . l Primero sobre hacer Capitanía General (eso deseaba la revolución) a esta ciudad del Cuzco y a José Angulo Jefe de los insurgentes, Capitán General Independiente del ·Señor Virrey de Lima. Punto era éste que promovía José Angulo con sumo interés ya para autorizar con el voto común su escandalosa insurrección, ya para compro– meter a todo el público en ella y a ella. Los concurrentes todos en su vez (si no fue el Regente Mayor de Estudios de nuestro Convento P . Lector Jubilado Fr. Tomás Estrada que trajo a con– sideración la Bula ~e N.S. S. P. Alejandro VII por la que so gra– ves penas prohibe a todo eclesiástico secular o regular tomar parte en semejantes concursos) fueron votando a satisfacción del insurgente Angulo y sus partidarios. En este estado yo en el Ju-

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