Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
LA REVOLUCION DEL CUSCO DE 1814 233 pudo precaver ni resistir la muchedumbre fiel, por haberse apo– derado los sublevados por una repentina sorpresa de todo el ar– mamento y tropa de la guarnición. No es fácil deslindar con exac– titud los límites de la realidad en el último artículo, sin embargo de que es cierto hubo sorpresa en los términos que expresa el Cabildo, que no era fácil hacer resistencia a las cabezas de Ja su– blevación por falta de ~rmas, y que es constante que fueron mu– chos los vecinos de aquella capital que acreditaron su aversión a los abominables intentos de los caudillos, y que formaron contra ellos su contrarrevolución con ventajoso éxito y utilidad de la causa justa, luego que la batalla de Umachiri en que fueron derro– tados los rebeldes por la división a que con este fin despaché del ejército, les inspiró más aliento y les facilitó medios. Pero lo que no tiene duda ni puedo silenciar sin injusticia e ingratitud es la verdad de cuanto refiere el Ayuntamiento en razón de los servi– cios singulares que ha hecho aquella provincia a Su Majestad con ventaja a todas las demás en punto a la gente y otras clases de au– xilios que ha suministrado para la guerra contra los insurgentes de Buenos Aires, sobresaliendo las tropas de ella en campaña, no sólo en cuanto a su número, que ha sido siempre el más conside– rable, sino también en las acciones por su valor y energía. Sobre todo dieron ellas una prueba de heroísmo rara en las historias, con haberme pedido se les prefiriese para sujetar y castigar a los sublevados de su patria y haberlo efectuado de una manera la más brillante y completa, batiéndose repetidas veces contra ellos con toda clase de desventajas, y reduciendo en fin por el rigor de sus armas y a fuerza de constancia, suceso que en mi concepto borra Ja mancha con que los infames autores de la revolución del Cuzco hayan tiznado la opinión de aquella Provincia. Vuestra Excelencia, no obstante, con presencia de este informe y de los antecedentes que tuviere en su Secretaría relativos al mis– mo asunto, podrá con su delicada penetración y discernimiento calificar el verdadero mérito de la representación y determinar el real ánimo de Su Majestad a la resolución conveniente. Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años. Lima, 29 de Abril de 1817.- Joaquín de la Pezuela.- Al Excelentísimo Señor Ministro de Estado. A. G . I. Estado 74
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