Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
LA REVOLUCION DEL CUSCO DE 1814 23 189 MERITOS Y SERVICIOS DE JUAN CORVACHO AL MARGEN.-Alega sus méritos documentados y pretende alter– nativamente la Asesoría de Arequipa, o la Administración de la Renta de Correos de dicha Ciudaa, o una Sub-delegación en cual– quiera de las Provincias del Virreinato del Perú. TEXTO:-Señor: El D. D. Juan Corvacho Abogado de V. Real Audiencia del Cuzco en el Reino del Perú, e hijo de la Ciudad de Arequipa, puesto a los Pies de Vuestra Majestad con el más pro– fondo respeto mediante esta súplica, paso a recorrer en señal de mi homenaje, fidelidad, y amor a Vuestra Majestad los principa– les Capítulos documentados de mi mérito que parece me protegen. Luego que mis legítimos, y nobles Padres me hicieron vestir d honroso traje del Convictorio Real de S. Bernardo de esta Ciu– dad del Cuzco; una juiciosa Lógica, y una sana Moral costearon allí mis primeros entretenimientos hasta que una Teología Dog– mática estudiada con infatigable celo, y madurez, me prestaron el feliz éxito de dedicar un Acto Literario a satisfacción del Públi– co, y del Mecenas Vuestro Arzobispo que hoy es, de la Capital de Lima D.D. Bartolomé María de las Heras, quien me oyó sostener con placer las tesis ofrecidas a la discusión, en cuyo premio se me encomendó la enseñanza de un crecido número de jóvenes. Dedicado a un juicioso estudio de Ja Jurisprudencia Real, Ci– vil y Canónica, conseguí en vuestra Universidad del Real Semina– rio de San Antonio el Grado de Doctor en ambos Derechos: Con– cuida la práctica de ellos fui recibido de Abogado en Vuestra ci– tada Real Audiencia con conocido aprovechamiento; por lo que se me encomendó repetidas veces la Defensuría de pobres en lo Ci– vil y Criminal, el desempefío de muchas Asesorías, hasta nombrar– me Defensor en el Juzgado de bienes de Difuntos, y por vuestro Vi- 1 rey del Reino Defensor igualmente de los Derechos de vuestra Ma– jestad en la Real Hacienda de la Intendencia de Puno; cargos que rnt' debieron Ja mayor atención a excepción del último, que a pesar de mis deseos no pude ejercer por el obstáculo de mis indisposi– ciones e indigencias por transportarme con crecida familia de tan dHatada distancia; pero en los demás no quedó displicentado el Pú•
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