Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
LA REVOLUCION DEL CUSCO DE 1814 529 cias convecinas del partido de Tinta, y Quispicanche, hasta el pueblo de Calca partido de este nombre, profanando y violando los s:,grados templos sin perdonar con inaudita crueldad la vida de lor Niños recién nacidos y a los ancianos, y mujeres con ánimo de pasar adelante con sus iniquidades. Ya aqui fue donde di prin– cipio a mis fatigas de mi propia y espontánea vountad que fue el v~inte de Diciembre del mil ochocientos y ochenta obligado del celo de la Santa fe Católica, de mi amor al REY nuestro Señor, y de Caridad y benevolencia de la Patria y dispuse toda mi gente del Pueblo de Nuestra Señora de Monserrate de Chinchero, Par– tido de Calca y Lares, previniéndole las ventajas que se le segui– rían en no dar crédito al alucinado traidor, y después de persuadir– les por todos términos esto propio y cuanto meditó la prudencia mandé fijar horcas públicas para aterrarles y apercibiéndoles con varias penas reduje a españoles, a indios y aun a las mujeres, a qne se armasen de garrotes y de hondas con las armas que pudie– sen tener que vinieron a reducirse a una u otra escopeta nada co– rriente. De esta suerte docilitada aquella buena gente la conduje a la quebrada y pueblo de Guaillabamba, partido de Urubamba y pa– sar.do el río marché por la parte superior hasta el puesto y ha– cienda Guarán, términos de Calca, donde me incorporé con el Co– rregidor de dicho Urubamba y el Coronel Dn. Santiago Allende, y adonde, y en las inmediaciones de Calca, obtuvimos gloriosas vic– torias de que se me dieron muchas gracias viendo a muchísimos de los enemigos muertos, y a otros prisioneros, y después de ha– llar en el Pueblo de Calca, dos pedreros que los indios con su pre– cipitada fuga dejaron, los trajimos hasta Guaillabamba, en donde quedé con mi gente ínter para esta ciudad se retiraron los demás caballeros, y hallándome con el puente cortado sin paso, n i a u– xilio, pero al siguiente día fue Dios servido darle gracias al Cura Teniente, del dicho Pueblo de Guaillabamba, y a los religiosos Fran– ci~;canos del Convento de Urquillos darnos el auxilio Espiritual del Sacrificio de la Misa formando Altar portátil en las orillas y playa del río de la parte del pueblo con cuyo auxilio derroté a los insurgentes Traidores que se acercaron a Ja Pampa de Miscacu– cho, con admiración común de nuestra lealtad y con conocido ries– go de perder la vida, de donde siguiendo para Urubamba hallé carta orden fecha veinte y cinco de dicho mes de la Real Junta llamándome a esta ciudad, por la que en retirada con mi gente
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