Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
LA REVOLUCION DEL CUSCO DE 1814 531 al pasar a Ocongate, en un cerro nevado de elevación nombrado A11sangate y en cuyo lugar dieron muerte los rebeldes a los dra– gvnes del Partido de Chalhuanca, restauré muchas armas que ellos entregaron después de perdonados. Se mandaron expediciones para el Collao con el objeto de prender a la cabeza amotinada del insultor y en ellas caminé con mi gente hasta la Villa de Puno, Obispado de La Paz, con igual snerte y victoria rebatiéndola incesante y castigando a los culpa– dos en diversas funciones ganándoles sus armas y cañones de ar– tillería con el pertrecho y aisposición de guerra que tenía y ello lkvando el comando vuestro Inspector General Don José del Va– lle ya finado y el Comandante Don Gabriel de Avilés de donde re– gresamos para esta ciudad no tan sin cuidado, pues fui condu– ciendo porción de azogues a espaldas de mi gente hasta entregar– los en sus Reales Cajas de esta ciudad que todo es público y no– toiio desde el Jefe Mayor al último soldado. Mi obediencia, actividad, celo y pronta subordinación a Jos jefes fue notoria y con este conocimiento teniendo noticia los men– cionados vuestro Inspector y Comandante de lo infestados que se hallaban de rebeldes todos los altos de los valles de Lares, Cho– quccancha, Cachín, Amparaes, Hapupata y Guaticaguaico, se me mandó allí con mi gente, pero los redoblados trabajos no se apar– taron de mí por un punto del amor al Rey y se puede considerar en que envenenando los traidores los pastos se nos murieron mu– chas cabalgaduras y pasando por el fuerte ae Chaiñacasa, Acana– co. Camarara y otros infinitos nombres con desempeño de la con– fianza que se me hizo en el reparo de dichos lugares marchando sin intervalo despreciando peligros, y alentando a la gente con sus o . nflictos y tribulaciones que fueron sin número, todo por el buen nombre y servicio al Rey y para el fin que conseguí de apaciguar en cuanto fue de mi parte el Reino. Esto mismo y en la mayor parte comprueba la relación de méritos de que hago manifestación con el juramento necesario y k·s demás que posteriormente he contraído y asimismo presento no menos que la certificación de vuestro Inspector y Mariscal de Campo Don Gabriel de Avilés dada cuando comandó las armas a diez y ocho de julio de mil setecientos ochenta y dos, y la cer– tificación por Don José Lagos, Comisario de Guerra, del ahorro de más de doce mil pesos que no tuvieron presentes, y hoy se ig– nora en la relación hecha de los documentos remitidos a la Corte. Cuanao más he propendido al Real Servicio de la vindicta pú-
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