Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
LA REVOLUCION DEL CUSCO DE 1814 553 M<inuel de Goyoneche para contener aquella horrible irrupción. fa.ta ciudad que proveyó la mayor parte de la gente para forrnai· dicho ejército, era también de donde pendía su subsistencia y era el dique que impedía el que pasase adelante la inundación de aque– llas máximas detestables de independencia y libertad mal enten– dida que venían extendiéndose Jos alucinados partidarios de ella al mando de Don Juan José Casteli corno representante de la Jun– ta ae Buenos Aires. En tales circunstancias esta fiel ciudad se va– n•·gloriaba de ser de las pocas de cuyo seno no habían sido par– tícipes de esas maneras monstruosas. En esta posición estaba y por otra parte teníamos el ejér– cito enemigo a poquísima distancia de la raya divisoria, cuando O\:urrió el incidente que contienen los testimonios adjuntos, el cual acaso podría hacer creer a los que careciesen de conocimien– tos que era voluntad común Ja que no fue obra sino de una fami– lia que pagando mal el abrigo que mereció su Patria, la ha pues· to este borrón capaz de desdecir su bien adquirida gloria. Don Agustín Chacón Becerra, Escribano de Gobierno, Real H;.cienda y Cabildo, tiene dos hijos: uno cura de la Catedral y otI o que estaba recién ordenado in sacris. Este, bajo el nombre de Salvador Tosi., escribió una éarta a dicho Castelli incitándole a que adelantase sus marchas a esta ciudad de cuya buena dispo· sidón para recibirlo le aseguraba con expresiones subversivas y encarecidas; sorprendida Ja carta en el punto donde se hallaba m:estrn ejército fue remitida por aquel General en Jefe a este Go– bierno, donde a efecto de las oportunas diligencias, que se practi– caron para saber de su autor, no tardó en descubrir que lo era Don Mariano Becerra. Pero con las conexiones del padre, su ca– vilosidad y más que todo las circunstancias del día no pe1mitían a la prudencia la secuela ordinaria de una semejante abrazando el disimulo y ponienao la atención a evitar sus consecuencias, só· lo se procuró dar al expediente una sustanciación brevísima que p1estase mérito para tomar providencia dirigida a separar del lu· gar un sujeto que mostraba tan perniciosa inclinación destinán– dolo por vía de corrección a la comunidad de los padres del Ora– torio de San Felipe Neri en Lima, con lo que se concluyó el caso sin perjuicio de su mayor organización cuando fuese menester, dándose cuenta de todo al Virrey del Reino. Pero como no era posible persuadirse que el hijo, procediese sin anuncio del padre en un paso de las consecuencias del que dio y como por otra parte en el Gobierno existían cartas escritas al
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