Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

570 MANUEL JESUS APARICIO VEGA v1c10s activos, y que de ello me dimanaron todo género de tra– bajos y atrasos, siendo que en aquel entonces sobrellevé con re– signación las persecuciones más rigurosas del poder español, que declarando victorioso sus despóticas hostilizaciones en ese pue– blo, señaladamente contra las personas de los memorables pa– triotas Don Francisco y Don Simón Canales, y la mía, nos redu– JCron a los tres a vivir prófugos y errantes de la comodidad de n11estros azares, sin más recurso que el destino de conservar nuestras vidas, en cerros y desiertos incógnitos lleno de miserias interminables. En este estado no ignora V. S. que sus resulta– dl>S fueron de que habiéndome aprehendido de sorpresa el espa· fiol Comandante Ramírez (que pasó con el segundo Batallón de Extremadura) ejecutase, después de maltratarme a sablazos que amarrado de brazos me hiciese arrastrar a la cola de su caba– llo hasta la Cárcel Pública, con resuelta determinación de fusi– larme al otro día, de que me libró la alta providencia por medio de la fuga que me proporcionaron los amigos y paisanos del lu– gnr, seguramente porque aún no se habían cumplido otros ma– yores trabajos que me estaban decretados, como los que he su– fddo en ejercicio activo de más de cuatro campañas vivas desde el año 21, con la suerte de prisionero de guerra y demás que se me subsiguieron; pero prescindiendo de esto y siguiendo los resul– tados del año 14, vuelvo a decir que ese pueblo es buen testigo; lo es también V.S. M.H. de que no paró entonces mi desgracia en aquello; pues que a consecuencia de mi prisión en la Cárcel dispuso el citado español Ramírez, el saqueo total (que sufro) de todos mis bienes, e intereses de comercio, que a precaución los tenía ocultos, como es constante en la Casa de Clara Chávez, y que c0n esto manifiestamente me dejaron al parecer y con la cami– sa en el cuerpo, cuya fatal ejecución según los rumores que co– rrieron fue por denuncia de aquella persona mujer nombrada Es– tda de Riquelme, que se marchó con dicho Batallón. En esta virtud, y considerando de que estos mis cortos sa– crificios dedicados a la Patria carecen de credencial entre los más justificados y mayores con que he coadyuvado a la libertad nacio– nal; imploro a la recta corporación de V.S. que recordando bajo de una detenida inspección, tenga la bondad de certificar en justicia Ja evidencia de mi relación, o lo que en ella halle más legal; como también en igual forma sobre mi buena o mala conducta y disposición que notoria o palpablemente haya concebido V. S · en lo pasado y presente. Por todo Jo que.

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