Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
578 MANUEL JESUS APARICIO VEGA tra Majestad, y por la tranquilidad de los pueblos, se constituyó a la cabeza de los alumnos de dicho Colegio en la causa del Go– bierno. Allí ofreciendo su persona para los servicios que fuesen com– p:ltibles con su carácter Sacerdotal, sus Libros, y Bienes para au– xiiio de las erogaciones presentes, y sus alumnos para ejercitar su ardor juvenil en el Campo de Batalla, si era necesario, pronun– cié un discurso tan fervoroso, que electrizó a todos los concurren– tes, en términos de arrancar lágrimas, inspirando lo que debía te– merse en el caso de sucumbir a la fuerza del agresor, y de abo– minación a éste para no perdonar sacrificio en la empresa de evi– tar tan ínfausta suerte. No quedó satisfecho el noble entusiasmo de este recomenda– ble Eclesiástico con la anterior interesante demostración: la repi– tió en la Plaza principal y Calle del Trámite al Seminario, con igual :::i mayor interés y con tan prodigioso éxito que en los días siete, echo y nueve del citado noviembre, se alistaban a porfía en el Go– biuno, no sólo Jos hombres, por clases, y por gremios, sin reser– ;•a de los Niños, sí también las mujeres cuya concurrencia reani– maba a los primeros. De este modo se reorganió en dichos tres días un cuerpo de tropas superior al que se tenía antes de los acontecimientos del sds. Sucesivamente, viendo que la ciudad quedaba sin brazos sufi– cientes a cuidar del buen orden expuesto más que nunca a cual– qt:ier trastorno o novedad interior, por el influjo de las mismas circunstancias, el doctor Cosío se dedicó a turnar, con los Alum– nos del Colegio, en las Patrullas de la noche, pasando, desde es– ta~ tareas a las amarguras de ver presos y amenazados de pros– cripción a su Padre el Brigadier don Mateo Cosío, y a su herma– r.o político el Coronel Retirado don José Menaut cuando vencedo– res los insurgentes ocuparon esta Plaza. Entonces los infames Caudillos Pumacahua y Angulo, noticio– sos de sus respectivos grandes servicios, y de los del doctor Co– ~ío, hacían estudio de ultrajar, oprimir y angustiar a aquéllos y a este eclesiástico, constituido en Ja dura necesidad de mendigar la misericordia de los Tiranos como buen hijo, y como buen hcr– niano. Continuaron sus padecimientos hasta la misma entrada en esta ciudad del ejércit0 Real, al ma ndo del Mariscal de Campo don Juan Ramírez en cuya época contribuyó con su referido padre
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