Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX la revolución del Cuzco
Arellano vivió la etapa de su juventud hacia principios del siglo XIX, cuando en el Cuzcp, como en todos los dominios espa– ñoles de América, se hallaban en boga los ideólogos franceses del XVIII, y aunque aquí la censura fue cada día más severa, no faltó contrabando de libros y difusión de ideas en lecturas, comentario verbal del claustro y tribial conversación de cada día. En ese tiempo se produce en la metrópoli la invasión de las t,opas napoleóni~as y, con las Cortes de Cádiz, el ideal constitu– cionalista conviértese en concreta realidad en toda la América es– pañola. La oportunidad no puede ser más feliz para Ramírez de Arellano. Muéstrase entonces decididamente partidario de la Cons– titución de 1812, iniciando su actividad revolucionaria como el más calificado defensor de los derechos ciudadanos reconocidos en el texto de la nueva ley fundamental. Cuando la carta doceañista llega al Cuzco no es mucho lo que escribe en reclamo de su inmediata vigencia. No conocemos sino su famoso Memorial presentado al Gobernador Intendente y Presidente de la Audiencia del Cuzco D. Mateo García Pumaccahua el 14 de diciembre de 1812, pero hay tal desafío en los reclamos, tal rotun.didad en las afirmaciones contenidas en este fundamental documento que es de fuerza considerarlo como la partida de naci– miento de la gran insurgencia cuzqueña. En él no se menciona al rey para nada; se habla de la soberanía de la nación y de la segu– ridad que el pueblo tiene de que la Ley, la Constitución emanada de las Cortes ·que son la representación viva del pueblo, debe ser "el instrumento redentor de una humanidad deprimida por la ar- . bitrariedad, la ignorancia y la injusticia". Se acusa al Cabildo· de un pueril afán de solemnizar la Jura, y se amenaza con la resisten-– cia del pueblo a obedecer a las antiguas autoridades, caducas en virtud de la ley, si es que no se ponía en vigencia inmediata la Cons– titución. Si bien el Memorial fue firmado por más de 30 personas, era su autor el abogado Arellano y, por lo tanto, fue sometido a prisión en compañía de D. Manuel de Borja, sujeto pusilánime que; como los demás, se sintió luego arrepentido de haberse embarcado en tan arriesgada aventura. El Intendente Pumaccahua presume qµe el indicado Memorial estuvo impulsado por el interés que sus redactores tenían en oh- · tener cargos de regidores y síndicos procuradores del nuevo Ayun– tamiento. Tal presunción fue después confirmada por el hechu de que el mismo Arellano logró ser elegido; lo que quiere decir XIII
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