Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX la revolución del Cuzco
que Dios sobre las cosas que protegía ponía una mano, pero que sobre la revolución del Cuzco había puesto las dos. Indudable es, pues, el hecho de que la gran mayoría de los religiosos de toda la Intendencia simpatizó con la revolución, tanto curas como frai– les. Aún se conserva en el convento de La Merced del Cuzco la sala donde, se dice, sesionaban los conspiradores de 1814, y, luego, es muy conocido el papel cumplido durante el curso de los sucesos por eclesiásticos como Ildefonso de las Muñecas, José Feyjoo, Fran– cisco Carrascón, Justo Sahuaraura y otros, para no mencionar sino a los más sobresalientes· ya que ocuparía demasido espacio repro– ducir aquí la lista de clérigos patriotas recogida por D. Luis Antonio Eguiguren 1 • Al lado de este segundo sector de civiles y religiosos parti– darios conscientes de la revolución, hay que considerqr el numero– so grupo de hombres que formaron la plebe cuzqueña de aquella época. Había, en efecto, una masa considerable de mestizos, por lo general artesanos y gente de baja condición económica que, por su rudeza e ignorancia, no alcanzó a comprender los verdaderos alcances de la revolución. Sin embargo la apoyó concurriendo muy · cumplida a los saqueos y desmanes propios de toda insurgencia. No podemos considerar revolucionarios, como es justo, a estos hombres. Ellos constituyeron más bien un grupo de oportunistas que apoyó primero a la revuelta para saquear casas y haciendas de criollos y funcionarios españ.oles, y, después, sirvió a la contra– rrevolución, saqueando en último momento los bienes propios de los jefes revolucionarios que antes habían servido y apoyado. Lo mismo puede decirse de los indios. Confundidos entre la masa informe de la plebe, siempre se decidieron a favor del victorioso. Y aunque en esta vez se contó con la presencia de un hombre como Pumaccahua, que gozaba de gran ascendiente entre la masa indí– gena de la comarca, no se puede hablar de una multitudinaria con– moción campesina, como acaeció en 1780, puesto que los indios in– diferentemente estuvieron al servicio de la revolución o del rey. Para el caso basta recordar que las tropas realistas del general Ra– mírez que derrotó a los patriotas en las batallas del Alto de La Paz y Umachiri, estaban formadas por indios cuzqueños casi en su to– talidad, los mismos que antes habían marchado al Alto Perú, a ór- 1. Eguiguren, Luis Antonio.- Diccionario Histórico Cronológico de la Uni– versidad Real y Pontificia de San Marcos.- Lima, 1940, T. I., pp. LXXVII( - LXXXIX. XVIII
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