Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX la revolución del Cuzco

188 LA REVOLtJCION DEL CUZCO OE 1814 queado el menor alivio con infracción de los artículos de la Cons– titución: Allí los hijos del Escribano Becerra, D. D. Juan y Dn. Ma– riano dando a entender que el Regente había dirigido la causa, le sugieren lo mande llamar para resolver acerca de la libertad que pedía el pueblo el que escuchando con desagrado esta propuesta pide enardecido que salgan los Becerras como cómplices del arte– facto criminal resonando siempre la voz de la libertad. El Asesor Zegovia que desde el principio es garante de la Paz se interesa por estos eclesiásticos y posesiona al párroco D. Juan en el asiento que ya desamparaba, recomendando la dignidad del sacerdocio y el respeto que se debía asumir el Ministerio. Allí el Abogado Her– guinigo se esfuerza a referir la naturaleza de la causa, y es interrum– pido por muchos que le dan en rostro, con su ignorancia, con su condescendencia y delincuente colusión exclamando al mismo tiem– po su expulsión, quién confiesa por separado a presencia de algu– nos individuos que el Regente Pardo dictaba las providencias las escribía el Oidor Vidaurre en borrador, y él no hacía otra cosa que transcribirlas a los altos y firmarlas después del juramentado para el silencio y coacto a pasar por todo: Allí nota la Junta a un capitán que por descuido o ignorancia traía señido el sable, y le ordenan baya a dejarlo pues todos no tenían otra arma que de la Constitución; llegado a tal grado su adhesión y ahinco que aún la Plebe ignorante llevaba sus fragmentos escritos por estar esca– sos los ejemplares y no tener proporción para conseguirlos: allí en suma conseguida la orden de la libertad reina el silencio im– perturbable hasta las nueve de la noche en que se concluyen las elecciones sin haber merecido un solo voto los magistrados Pardo y Vidaurre y solos dos o tres vuestro fiscal según se advirtió en la publicación de los sufragios, y Electores hecha al pueblo el que demuestra los transportes del júbilo más acendrado, con vivas y aclamaciones que se repiten hasta poner al Jefe en su casa. Al mismo tiempo que se veían en la Junta estas cosas prodigiosas, sucedían en el Cuartel otras no menos portentosas; como son la resistencia de los dos reos al salir de sus calabozos aunque les franqueaban la libertad mientras que no la viesen determinada por el Gobierno suplicando no forzasen las ventanas, no se hace novedad alguna/ en el Cuartel, ni se comete la menor violencia sin embargo de hallarse en poder del pueblo y no tener resistencia si– no es la de un soldado que amaga con la culata del fusil y contie– ne el torrente de la gente; restituye una hebilla de oro a un co– merciante que en el tropel la pierde, no ofenden ni verbalmente

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