Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX la revolución del Cuzco

204 LA REVOLUCION DEL CUZCO DE 1814 fieles servidores del Rey que sacará Vuesencia por los mismos libelos famosos y recursos que se le habrán presentado sin esca– par aun los magistrados, en los mismos escritos de Arellano, au– tor del escrito de fojas primera, tumultuario, y que su espíritu es oponerse a las autoridades atribuyendo despotismo sin dejar u.e agraviar aún las personas más sagradas, según verá Vuesencia del otro cuerpo de escrito y documentos simples con que sus de– pravados intentos ha vertido; así es que siendo un reo criminoso que se confiesa el mismo, logró con sus partidarios ser electo de Procurador Síndico contra lo prescrito por la misma Constitu– ción que prohibe obtengan tales sujetos cargos concejiles. La parte de plebe movida a la devoción de tales sujetos jactaba en sus ebriedades que saqueaban la ciudad en los días de Carnestolendas, de suerte que el vecindario conmovido de terror escondían sus bienes, y aún se iban a las grutas, en cuyo estado tomé la providencia de protestar de rondar los ladrones, y con mis soldados del Regimiento de Nobles resguardé la ciudad y se apagó aquel tumulto para mí muy premeditado por aquellos am– biciosos de gobernar, en que era el objeto privar de la vida a mí mismo, los Magistrados y fieles vecinos. Burlados con esta pro– videncia valióse el Cabildo instalado de la desatenta obra de lla– marme a tomarme cuenta, porque había usado de aquel modo de rondar, a que contesté como debía. Excelentísimo señor: no quisiera exponer a su superioridad las amarguras, desaires y sonrojos de que me ha llenado este nuevo Ayuntamiento, porque mi moderación, mi buen modo de pensar me estorban; ya se dice en este pueblo que Vuesencia con disimulado pretexto me ha quitado el Gobierno, que para mí ha sido de sumo gozo, pues me liberto de asechanzas de tantos hom– bres, injustamente perseguidores míos y aún los inocentes que me han acompañado por atención a mi persona y autoridad. Finalmente el mismo proceso impondrá a Vuesencia mi ánimo quieto y bien acordado, y muy estrechamente dirigido; sa– brá atender por el desagravio y satisfacción de un vasallo que no se ha parado en medrar intereses, mucho menos que descansan– do en su casa haya solo cuidado de la conservación de su vida; la he puesto en peligro eminente de perderla, y le protesto que saldré a guardar el punto de la riqueza que me manda, pero el tiempo hará ver que supe conservar esta Provincia libre de irrup– ciones a costa de mis aflicciones y abatimientos.

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