Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX la revolución del Cuzco

206 LA REVOLUCION DEL CUZCO DE 1814 ACTA DE L4 ASAMBLEA DE 4 DE AGOSTO DE 1814 "En la ciudad del Cuzco en cuatro días del mes de agosto de mil ochocientos catorce, habiéndose congregado la excelentí– sima Diputación Provincial en su respectiva Sala, a saber los señores doctores don Sebastián de la Palisa, el doctor don Matías de Alday, y por ausencia y enfermedad de los demás vocales doc– tor don Patricio Gabriel Mendoza, doctor don Andrés Cuentas, y el doctor don Domingo Echave; diputados los primeros, y suplen– te el último para el próximo bienio quienes prestaron sus respec– tivos juramentos. El Venerable Dean y Cabildo, y el Ilustre Ayun– tamiento Constitucional hallándose presentes los secretarios pro– pietarios de dicho Ayuntamiento, e Interino de la Excelentísima Diputación Provincial se dieron principio a las sesiones de este día por la proposición del señor Palisa, reducida a que era indis– pensable la personería de los_ que comandaban la gente armada, y aceptada esta por las Corporaciones se comisionó al Secretario del Ayuntamiento para que hiciese presente a aquellos la reso– lución que se había tomado. En este intermedio tuvieron por conveniente los dos úni– cos señores Diputados propietarios, imponer a tddos los del Con– greso de las ocurrencias antecedentes. Es decir de un oficio que habían recibido el día anterior, por el que los dos Comandantes señores Don José Angulo y don José Gabriel de Béjar, los habían impuesto tomase el Gobierno civil, por haberse negado el Ilustre Ayuntamiento Constitucional a nombrar Jueces para el efecto; que contestaron ceñidos a que hallándose incompleta la Junta por los motivos expuestos no estaban facultados para la expe– dición de sus atribuciones; pero que sin embargo se prestarían gusto– sos a cuanto dijese relación a la quietud, buen orden, seguridad individual y tranquilidad pública: con cuyo mismo objeto se ha– bían anticipado a oficiar a los recordados Comandantes, manifes– tándoles el dolor de sus corazones a vista de los desórdenes y ro– bos que padecía el público, y las funestas consecuencias que amar– gaban si no se trataba de su remedio por medio de las más acti– vas providencias, que sin perjuicio pasó personalmente el segun– do doctor don Matías Alday al cuartel, donde trató no sólo del plan de facilitar la reunión de la Diputación Provincial, si tam– bién de las demás Corporaciones con ésta, para que cualquiera determinación fuese análoga a la razón; en seguida se leyó el ofi– cio recibido pocas horas antes de la reunión, dirigido a la cita-

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