Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX la revolución del Cuzco
LA REVOLUCION DEL ctJzco DE 1814 211 MANIFIESTO DE JOSE ANGULO AL PUEBLO DEL CUZCO DoJJ, José Angulo, Brigadier de los Ejércitos Nacionales, Co– mandante General de las Armas de la Provincia del Cuzco, Pro– clamado por el Pueblo y Confirmado por las Corporaciones Ecle– siásticas y Civiles de la Metrópoli del Perú. A todas las personas estantes y habitantes en esta provincia. En todos los siglos se han reunido los hombrés en sociedad por su seguridad y prosperidad; para conseguir estos dos impor– tantes objetos, se han formado las leyes, y para ejecutar éstas se han establecido los gobiernos. · Como estos no pueden dirigirlo to– do por sus manos, es indispensable se valgan de otros subalternos que estén animados de los mismos sentimientos que el gobierno superior, o el poder ejecutivo, que según nuestra actual situación política reside en la serenísima regencia del reino: pero ¡que do– lor! las aguas de las fuentes más puras se corrompen más y más según los largos y diversos cauces por donde fluyen; y las que en sus principios fueron saludables, se convierten después en breva– jes venenosos. Tales son, generosos habitantes de la provincia del Cuzco, los gobernantes remitidos de la Península a estos dis– tantes reinos, sin otros principios de moralidad y justicia, que los que sugiere un atroz despotismo que quiere ser ciegamente obe– decido. Esta es una verdad confesada por la actual generación, y que será mirada con espanto por la posteridad que juzgará sin duda con más justicia, así como con más imparcialidad. Estas quejas de la América tienen trescientos años de anti– güedad, que son los mismos de su descubrimiento; pero por la serie progresiva de las revoluciones humanas, la América se halla– ba creciei;.do, y saliendo de esta infancia de las naciones en que de ordinario son presas de otras más fuertes, o más astutas . Las relaciones sociales se fueron conociendo más y más cada día, y aunque sistemáticamente atrasada en su industria y artes, se ha– llaba adelantada en los conocimientos políticos, de los cuales todo hombre tiene el primer gérmen en el mismo derecho natural, en aquellos estímulos de libertad e independencia que le inspiró el autor de su ser, y de las cuales solamente se renuncia la indepen– dencia, y no la libertad para cuya conservación y arreglo se han constituido las asociaciones políticas.
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