Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX la revolución del Cuzco

216 LA REVOLUCION DEL CUZCO DE 1814 MEN SAJE DE LA CIUDAD DEL CUZCO ilL V IRREY DE LIMA Marqués de la Concordia: Cuando algunas provincias de América se sublevaron con– tra la opresora madrastra patria, conocieron estar esta irreme– diablemente perdida por ocuparla casi toda, ya la tumultuosa tro– pa de infames intrigantes matricidas, pérfidos Godoyes, y sus vi– les secuaces, de cuyo compuesto se honra el gobernador de la des– graciada Lima, ya también la destructora tropa del francés, cau– tivo el rey, que, como todos los españoles, perjuros, habían jura– do llenos de extraordinario regocijo para venderlo. En el día que por la afeminada cobardía de los infames españoles, sujetos al yugo del déspota europeo, dieron la esclavitud a todas las nacio– nes de aquel continente que gimen en su servilidad; que Fernan– do VII abdicó por la intriga de sus vasallos peninsulares el tro– no de los Recaredos y Fernandos, que sabe Dios por qué título le correspondía; y que por la dominante esclavitud general que gra– sa la España, debiendo ocupar las tropas francesas que ocupan una gran parte de la Península, le sobraran 200 mil necesidades invencibles en premio de su infamia, intrigas, perjurios, afemi– naciones; estarán dispuestos a vivir arrastrados por el suelo que entregaron a ajeno dominio, lo mismo que la serpiente por la ra– zón directa de su maldición, y a llorar eternamente por las pro– vincias que trecientos años ha de generac10n en generac10n se ocuparon en saquearlas con arrebatada precipitación, viendo que éstas se dan prisa a tomar las armas en su defensa contra una torpe despiadada madrastra, a quien deben el ser corrompido ra– cional, irreligioso, hipócrita, en el momento que se hallaba más necesitada para ser robada, en el día digo, en que más afilaba sus garras el usurpador de Lh11a y contaban domiciliarse los ex– patriados europeos españoles esparcidos en toda extensión de este reino, con la firmeza de su despotismo que en castigo más duplicado les perm itió la providencia en la terrible convulsión que ha padecido la Europa enter a ; no es capaz de explicarse el entusiasmo y valor con que el Cuzco, Puno y Huamanga, virtuo-

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