Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX la revolución del Cuzco
218 LA llEVOLUCION I'.>EL CUZCO DE 1814 tan pura y limpia como saliste de las manos de tu divino autor, sino parecida a la judaisante, y farisaica: Testifíquelo la efigie de Jesucristo azotado én la casa del tambo de Montero de esta ciu– dad, que hasta ahora a los verdaderos fieles cuzqueños los horro– riza, y los llena de espanto: la otra estampada en una tosca pared de la casa que fue de los 1 expatriados jesuitas de esta misma, an– tes casa de oración, virtual, y centro de sabiduría; y después cue– va de ladrones que la sucedieron, apuñaleada por un sacrílego soldado del cuerpo de la tropa europea la primera que la pro– fanó que fue ahorcado en esta plaza, celebrado milagrosísimo señor de las puñadas del cuartel; esta otra imagen del conven– to de San Juan de Dios de la ciudad de La Paz destacada por otras tantas puñaladas, bajo la advocación de Nuestra Señora de los Remedios: teníais a la vista estampados sobre los arcos fundamentales en el dintel de la entrada de la iglesia Catedral de la de Lima más de quinientos herejes españoles europeos, que fueron quemados. Nuestros sentidos han palpado a tus conduc– tores mercenarios, ellos por la mañana a vista del pueblo toma en sus labios a Jesucristo Sacramentado, a medio día un banquete espléndido, y por la noche asisten al sarao de tanda. Los princi– pes de tu Iglesia repartían con pródiga mano a vista del pueblo mendrugos del descuartizado pan, y el grupo que llevan ellos es el de trecientos o cuatrocientos mil pesos. Diría mucho, pero no es decente que haga historia de lo que tanto ... te han profanado, ni que se trasmita a la posteridad. Ahora le distinguirán los ameri– canos con las mismas notas con que te señaló tu autor, te pon– drán barreras y muros de todas las virtudes naturales en com– plejo. Los príncipes ya no se ocuparán en despachos a España, si, su diaria operación será partirles según sus necesidades a ca– da uno en particular todo pan con tierno afecto: ya no serán los jornaleros mercenarios. Los gobernadores políticos son, no los lobos rapantes sino el cuidadoso padre de familia: todas las fa– milias ahora formarán una sola familia, las velará en común y a cada uno en particular. Si, a mis hermanos compatriotas al ca– bo les llegó el tiempo en que gozarán los empleos de su inclina– ción, sin la dificultad de despachos a la impía madrastra, la que por no conceder las gracias que pretendían en su suelo nativo, y en su propia heredad, los ennegrecía con el defecto de ser ame– ricanos.
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