Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX la revolución del Cuzco

LA REVOLUCION DEL CUZCO DE 1814 219 Si, virrey, pasados los días del trabajo de la purificación de las Américas, entrarán los siglos de oro que la Europa no ha conocido jamás ni conocerá. Ya no verá el Cuzco esas malévolas divinidades que señalando con sus paso los ángulos de sus calles, al dueño legítimo lo infamaba con su mordaz crítica; ya no verá en fin a ese vano europeo contar prodigiosos miles sin más tra– bajo que el ocio, y la vedada tertulia, al paso que el cuzqueño, después de adorar la divinidad en sus templos antes del amane– cer, trabajando sin perder momento del día no tiene tan mila– grosas sumas. Ved, virrey, el plan que llamais insurrecc10n, este es el atentado que no creeis, en que todos los cuzqueños, a excepc10n de los negados de razón y hechizados por los europeos, tenemos parte, no oyendo las falacias de vosotros, malvados europeos, que tantos años habeis logrado prosperar a costa de nuestro sa– crificio, y el de nuestras familias, sino los gritos de la naturaleza, de la razón y de la ley, atendiendo a las justas persuaciones de los inválidos cautivos, que por invisible providencia nos han li– brado de la esclavitud, y nos dan a gozar el dulce recreo de la libertad. Ved las historias: las obras magníficas de Dios siempre han salido de manos débiles, para que con íntimo convencimiento las confesemos por suyas: esta nota será el motivo de vuestra confusión. Si, aunque persuadidos firmemente de esta verdad, vues– tro honor, y juramento que tenéis hecho de conservar la integri– dad de este reino al rey francés, o como es constante al inglés o a la patria francesa, o inglesa, que todo puede ser, según es vues– tra fe pública, os poneis en la triste situación de tratarnos como enemigos, entonces experimentareis nuestro justo rigor, vos y vuestros cómplices; sí, despachad tropas al pasto de nuestra ven– ganza; nosotros os avisamos que no pasarán de cuatro mil fo– gueados valientes militares con sus respectivas armas de fuego, que contrarrestarán con diez mil que vengan; nuestra causa es justa por íntimo convencimiento, y la vuestra el capricho, y el rigor del despotismo: si nos tocase el morir, será gloriosa nues– tra muerte, y lograremos el galardón en los campos eliseos; la de vuestras tropas, que defenderán la iniquidad autorizada, si les toca igual suerte, será el lugar del destmo de sus almas e] profundo Tártaro, a donde os precipitáis: nuestra sangre regará el mejor

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