Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX la revolución del Cuzco
LA REVOLUCION DEL CUZCO DE 1814 223 Parecía más prudente el primero; era sin duda más gene– roso, aunque arriesgado el segundo; decidióse por éste el gene– ral en jefe, oyendo a los demás, y quedando resuelta la expedi– ción sobre el centro; un peligro común, el intérprete más seguro del verdadero mérito, reunió todos los votos y puso a su cabeza al general Ramírez. En su consecuencia ocupó nuestro ejército a Santiago de Cotagaita, y el regimiento número 1? al mando de su comandan– te el coronel D. Ramón González Bernedo, emprendió desde Tu– piza el 17 de Septiembre una penosa marcha de 120 leguas por el despoblado, para reunirse en Oruro a donde llegó el 12 de oc– tubre, con el batallón del general que ya lo esperaba allí, proce– dente de Potosí. Estos dos cuerpos de infantería, con 687 plazas, el prime– ro en dos batallones, y 312 el segundo en uno; 6 piezas de a cua– tro y un piquete de 40 caballos, componían toda la fuerza del nuevo ejército que podemos llamar del centro, y de cuyas ope– raciones estaba pendiente la suerte de la América del Sur. El 15 siguiente entró el general Ramírez en la misma Villa de Oruro, habiendo hecho su marcha no sin grave incomodidad con una fiebre intermitente que le atormentaba desde el cam– pamento de Cabos. Inmediatamente pasó revista, reconoció el estado de las armas y parque, y tomó medidas eficaces para el socorro de la tropa, que se hallaba sin más caja militar ni más repuesto ni recursos que la punta de sus bayonetas. La del cuartel general, las principales de Potosí y las par– ticulares de Oruro, todas estaban igualmente exhaustas, y la nece- · sidad no daba tregua, Era forzoso ocurrir a arbitrios extraordi– narios; pero importaba .también considerar los pocos pueblos fieles que nos quedaban y conservar algunos amigos. Abrióse un empréstito en el vecindario de Oruro; empeñó el jefe su palabra de honor para el reintegro; apuró por su parte el mi– nisterio de real hacienda, y en breve se proporcionó el numera– rio preciso para salir del paso. Con esto, y arreglado lo demás necesario para la expedición, pasó sin tardanza el batallón del general, al mando de su camandante D. Juan de Dios Sarabia, con dos piezas, a situarse en Sicasica; y en vista de su primer par– te se dirigió luego a reunírsele el segundo del primer regimiento, con su teniente coronel D. Julián de la Llave.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx