Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX la revolución del Cuzco

LA REVOLUCION DEL CUZCO DE 1814 225 yor parte heridos, dejando en aquel interesante punto trece pie– zas de diferentes calibres y cuanto contenían sus copiosos y an– tiguos almacenes. Dueños· ya del Desaguadero y de toda su artillería, armas y pertrechos los insurgentes, habiéndoseles reunido gran parte de su guarnición y la de Puno, y seguros de la adhesión y voluntad de aquellos naturales, pensaron en invadir y atacar cuanto antes La Paz; y se pusieron sobre ella el 22 con 400 fusiles, poco más o menós, dos culebrinas y seis piezas de 4 y 2. .·Ten.dría esta ciudad como 200 hombres de buena tropa, con oficiales de bastante confianza, cuatro piezas de 4 y un cuerpo de más de 100 voluntarios, todos muy seguros y resueltos a llenar su deber y defender sus intereses que no eran pocos. Aunque su situación no es a propósito para resistir un lar– go sitio, por estar edificada en el fondo de una quebrada de cer– ca de una .legua dé descenso, y rodeado de cerros que la dominan todavía con esta fuerza y sus regulares atrincheramientos pudie– ra haberse sostenido y · esperar algún auxilio; empero dividida su atención entre_recelos y cuidados interiores y los ataques del enemigo, no pudiendo obrar la tropa con confianza ni libertad, y habiéndose pasado a aquel la mayor parte de su plebe, fue en– trada a viva fuerza en la mañana del 24, después de una resis– tencia vigorosa; y los rebeldes y la canalla cometieron cuantos exesos son imaginables en aquel día, que no fue sin embargo si– no un pasajero aunque cruel ensayo de las atrocidades inauditas del 28 siguiente. Hallábanse presos y custodiados con una buena guardia en la casa pretorial su gobernador brigadier marqués de Valde– Hoyos, cinco coroneles, otros oficiales de graduación, varios ca– pitanes y subalternos, y algunos oficiales particulares en el cuar– tel principal. Condujéronse a éste en aquella mañana unos cajo– nes de cartuchos desde otro almacen, y habiéndose roto uno ae ellos formó en el tránsito con el derrame sucesivo una especie de guía hasta el depósito; saltó una chispa de los fogones inme– diatos, prendióse aquella y trasmitiéndose rápidamente el fuego hasta este, se incendió toda la pólvora que contenía y causó en su explosión un grande estruendo. Estremésese toda la ciudad; desplómase parte de aquel y de los inmediatos edificios; oprimen sus ruinas indistintamente a los leales presos y a los rebeldes opresores; acude el pueblo

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