Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX la revolución del Cuzco

270 LA REVOLUCION DEL CUZCO DE 1814 Felizmente la lucha de España ha sido terminada a tiempo de poder remitir con fruto a las Américas, parte de aquellos sus valientes hijos, que supieron conservar su integridad contra un enemigo que en los delirios y embriaguez de su poder, osaba lla– marse omnipotente, por cuyo medio no puede dudarse de que se conseguirá la subyugación general pero no la pacificación: la gue– rra se ha declarado en sus corazones, y no hay ejemplar de uno verdaderamente arrepentido en esta especie de delitos; la harán siempre que puedan con probabilidad de algún fruto, y sólo la Re– ligión y una política constantemente sostenida en su sistema, po– drá formar en las generaciones venideras unos espíritus y unos co– razones verdaderamente españoles: esta es una obra muy lenta, y no se puede sacar de su paso sin arriesgar su fruto; entre tanto es forzoso que las guarniciones de América estén en las manos de europeos, con lo que resultará alguna economía a la Real Hacien– da, por que con menos número que el que habría de criollos ha– brá más seguridad, y se conservará insensiblemente que olviden un arte que en su aprendizaje estuvo a pique de sernos tan funes– to, poniendo particular estudio en que las guarniciones de las ca– pitales de provincias sean poco numerosas, sin más armas que las que correspondan a sus plazas, que la verdadera fuerza esté en las primeras capitales variando todos los años guarniciones de las de provincia, y cada dos de las capitales, para evitar las relaciones que impidan y aún arriesguen el servicio: que los jefes primeros y los de provincia sean nombrados con mucha circunspección, y que se dejen extinguir los regimientos de milicias de América así dis– ciplinadas como urbanas, no proveyendo los empleos que vayan vacando y colocando en el ejército a los americanos que lo merez– can. Este método si fuese de muy larga duración arruinaría la metrópoli, porque siempre se debería contar con que cada dos años regresaría una tercera parte menos de los europeos que hubiesen venido, pero en el trascurso de quince o veinte se podría conseguir una alteración visible en los espíritus, particularmente si los Pre– lados eclesiásticos, seculares y regulares, pusiesen el empeño nece– sario; aquellos en formar pastores que en ninguna manera permi– tan que entren en el Ministerio pastoral los que por informes re– servados que deberán preceder, no resulten adictos al gobierno español, y capaces de inspirar a sus rebaños iguales sentimientos, con lo que a la vuelta del ya dicho tiempo se podrían disminuir mucho las emigraciones militares de la Península, y aún llegaría

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx