Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX la revolución del Cuzco

LA REVOLUCION DEL CUZCO DE 1814 273 to de juzgársele es el mejor comprobante de los perjuicios a que se vió expuesto. Desde aquella época, sumergido siempre en los desiertos de Paucartambo, ha hecho una vida llena de zozobras. Jamás se so– metió al español, ni sirvió en sus banderas. En nada se le empleó por la remarcable nota de General insurgente, ni en los once años que corrieron desde el 14, se desmintieron un punto sus ideas li– berales. No pudo es verdad llevarlas a su cabo, porque las pérdi– das que le siguieron en su salud y fortuna, cortaron sus intentos; pero tampoco dejó de instruir a sus convecinos en el deber de ser libres y sacrificarse por conseguirlo. Después de esto aunque arrui– nado, se ha conducido con el honor y probidad que le es caracte– rística, sin que haya sido tildada en ninguno de aquellos juzga– dos ni en los de esta capital. Por estas consideraciones espera el exponente que V. S. co– mo tan interesado en el bien estar de los sacrificados a la indepen– dencia, y como cierto de las operaciones del que habla, se sirva remitir a la Junta de Calificación los documentos insinuados con el apoyo correspondiente, a fin de que ella los pese y valore, y a su vez informe al Gobierno Supremo, con el premio a que lo considere digno, mandando V. S. previamente que el Sr. Vocal D. D. Manuel Mato, certifique sobre la orden que tuvo para procesar criminalmente al que habla, entregando la Proclama que existe en su poder, para que unida a los demás credenciales, surta los efec– tos que hubiere lugar. Así lo espera. Cuzco y Agosto 18 de 1825. Pedro de Paz (rúbrica)

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