Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX la revolución del Cuzco

LA REVOLUCION DEL CUZCO DE 1814 349 POLONIA GARCIA PUMACCAHUA SOLICITA INDULTO PARA SU MARIDO DON FERMIN QUISPE CARLOS INGA.- 1815 M.I.S.P.G.I. Polonia García Pumaccahua mujer legítima de Fermín Quis– pe Inga ausente según forma de derecho con todo rendimiento ante la bondad de V. S.M. I. paresco y digo: que habiendo los Angulo levantado la voz de la Patria la noche del dos de Agosto del pa– sado año fueron electos por el Pueblo, Prelados, ambos cabildos, y demás corporaciones de esta Corte por Gobernadores el Coronel D. D. Luis Astete, el Teniente Coronel D. Juan Tomás Moscoso y mi difunto Padre, quienes para mejor afianzarse en sus empleos dieron parte al actual Exmo. Señor Virrey del Reino que condesen– dió la elección y la aprobó. Los dos primeros nombraron a mi marido por Justicia Ma– yor del cercado de esta ciudad en lugar de D. Ramón Castedo, a quien los Angulo y Béjar lo ap resaron prevalidos de la fuerza de las armas y tropas del cuartel que unida con ellos sostuvo sus pro– yectos. Mi marido instruído por el Dr. Astete de que podía elegir– lo por tal Justicia Mayor a virtud de ser Gobernador con autoridad legítima mediante la anuencia y aprobación del superior gobierno de Lima, y serciorado al mismo paso de que el juramento prestado por José Angulo en la sala consistorial del Ayuntamiento era siem– pre por nuestro actual Soberano que felizmente gobierna, accedió a su elección nada sospechoso de los viles designios que después descubrieron contra la monarquía católica, porque bien sabe V. S. M. I. que la astucia más sagaz y sabia nunca penetra los resortes de la perfidia a mérito de que a las luces humanas les está negado semejante dote. Bajo de estos conceptos, buena fe y sencillez con que mi marido aceptó el destino no contento, sin la malicia de infidencia insurgente porque su propia índole indica le ha agolpado siempre más bien negación de luces para alcanzar los fines de cualesquiera operación que discursos perspicases para examjnarla a donde se dirija. En todo el tiempo de su ejercicio a nadie perjudicó y a nadie oprimió, ni denunció ni tomó arma menos solicitó grado alguno; sus pasos a la vivienda de los Angulo fueron por pocas veces al designio de evitar la fuerza con que estaban los patriotas cabezas y los continuos desaires y persecusiones que otros perso– najes de mayor instrucción, aceptación y haberes lo experimenta– ban. Desecho el Gobierno legítimo establecido por el despotismo de José Angulo que retiró a los Gobernadores afianzado en sus ar-

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