El Perú en las Cortes de Cádiz

EL PERU EN LAS CORTES DE CADIZ 119 por fin, no falta algun diputado de América que haya como dado á entender que esta representacion igual se desea en las actuales Córtes para la formacion de la constitucion. "Es necesario hablar con franqueza: la idea de que se espere a los que nuevamente hubieren de venir á este Congreso, si la proposicion que se discute fuese admitida, de modo que nada de importante puedan hacer las Córtes sin su presencia, es totalmen– te inadmisible: la de que no haya de formarse la constitucion, que se ha decretado formar, hasta que la representacion se amplie del modo que se desea, seria un absurdo: y la de que pudiesen los que nuevamente llegasen atacar lo que encuentren establecido por– que no hayan tenido parte en ello, seria un delirio. Si hubiesen de llamarse nuevos diputados para estas Córtes no es calculable quando podrán llegar, y no será mucho asegu– rar que los del Perú y Filipinas tardarian tres y mas años, pues la inmensa distancia y la dificultad de realizar las elecciones en paises de asombrosa extension donde no hay práctica de semejan– tes operaciones, ni tal vez censos exactos, producirian retrasos y embarazos sin número; y es bien claro que esta patria afligida y menesterosa no ha de estar esperando en la inaccion el remedio que tan urgentemente piden sus males: Si llegasen en efecto los nuevos representantes, es evidente que todo lo que se haya hecho en su ausencia en un Congreso legí– timo será tan legal y valedero, tan inatacable y legítimo como es– tas mismas Córtes extraordinarias reunidas por la ley. ¿Pero si no es probable, ni acaso posible que los nuevos diputados lleguen á tiempo, para que llamarlos? ¿Dícese que se contentarán con ser convidados. Pero un convite en que se dixese á un amigo que se halla á 40 leguas de distancia, venga vm. á comer conmigo hoy mismo ¿no seria una irrision? ¿No seria un convite que tendria mas de cómico ó ilusorio, que de civil y verdadero? ¿Llevaria la América á bien un convite de esta naturaleza? Puede temerse qt,.1e no; y por otra parte la América debe conocer como nosotros, que no es posible suspender un momento la gran carrera comenzada, ni la formación de la constitucion, ni la disolucion ó prorogacion del Congreso si así lo exigiese la salud del estado. Consideradas todas estas cosas parece que los señores ame– ricanos deberian contentarse con la declaracion general del dere– cho de igualdad para quando se forme la constitucion; igualdad

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