El Perú en las Cortes de Cádiz
EL PERU EN LAS CORTES DE CADIZ 553 Tomó en seguida la palabra, y dixo El Sr. Castillo; "Señor, constituido en la obligacion de mirar por el bien y feliddad de los pueblos, creí de mi deber proponer á V. M . .la abolicion de las mitas y de toda servidumbre personal, con que por tanto tiempo y con tanta injusticia han sido vexados los miserables indios. Creí que era indispensable remover todos los obstáculos que se oponen á la felicidad de la nacion, para que fructifiquen las tareas de V. M., que para coger los frutos opi– mos que una constitucion debe producir á su tiempo; es decir, despues de plantéada, es necesario derogar aquellas leyes ó esta– tutos, que siendo efecto de un sistema arbitrario, están en absolu– ta contradiccion con los principios sancionados en ella. Hablo, Señor, en esta materia con toda la seguridad que me inspira la justicia de mi causa, y con toda la confianza ·que me ofrece la rectitud y la ilustracion del Congreso; hablo por la humanidad pa– cien,te; hablo por los afligidos indios, por los indígenas del nuevo mundo, que por tantos títulos son acreedores á nuestra conside– racion; y hablo para que se ponga fin y término á los males y ve– xaciones que sufren. Quando se dió principio á esta discusion, E'l digno diputado de Guayaquil hizo ver de un modo muy enérgi– co y patético que la equidad, la justicia y la humanidad se intere– san en la abolicion de las mitas. En efecto, Señor, la idea solo de la mita hará estremecer a V. M.: ella es una servidumbre perso– nal, que ha convertido en esclavos los hombres libres: es un tri– buto de sangre humana, que ha destruido y casi aniquilado á los miserables indios; ella trastorna los principios esenciales de la sociedad, echa por tierra los mas preciosos derechos del hombre libre, es incompatible con la libertad civil, derecho de propiedad y seguridad individual de los ciudadanos; ella causa en fin infinitos males, y ningunos bienes. V.M. convendrá conmigo en estas ver– c!ades, con solo formarse una idea cabal de lo que se llama mitas: por esta voz se entiende cierta contribucion de hombres, que los pueblos de indios son obligados á dar todos los años para el tra– bajo de las minas, para el cultivo de la tierra, para transportar car– gas de un lugar á otro, para trabajar en las haciendas y obrages, .y otros géneros de labor de que hacen mencion las leyes. No es uno mismo el número de hombres señalado á los pueblos para es- ta contribucion: en Nueva-España era un quatro por ciento de la poblacion, y en el Perú la séptima parte de los vecinos. He aquí, Señor, una idea sencilla de la mita, sin hablar de sus abusos, ins-
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