El Perú en las Cortes de Cádiz

556 GUILLERMO DURAND FLOREZ -la libertad civil, con la propiedad, y con la seguridad individual de los ciudadanos; es decir, que son contrarias á los mas preciosos derechos del nombre en sociedad. "En vista de esto, no es de extrañar que los indios, cansados de sufrir tantas ve~aciones, se retirasen en grandes porciones á los montes para buscar entre los riscos y peñas un asilo á su liber– tar. Allí viven pobres y desnudos, pero libres é independientes. Estoy muy distante de aprobar el sistema de aquellos misantropos, que pretenden poner al hombre errante en los bosques para que sea feliz: lejos de mi una opinion tan degradante á la especie hu– mana, que confunde al hombre con la bestia. Sé que el hombre ha nacido para vivir en la dulce compañía de sus semejantes; pero . tambien sé que los hombres se reunieron en sociedad para vivir tranquilos y seguros en el uso de sus personas y bienes; que re– nunciaron su natural libertad é independencia para gozar de una libertad perfeccionada y moderada por las leyes. ¿ Como, pues, ha de subsistir largo tiempo una sociedad, cuyos individuos son des– pojados de aquellos mismos derechos para cuya conservacion fué establecida la misma sociedad? ¿Y qué sociedad es aquella que se compone de unos individuos destinados á gozar, y de otros obliga– dos á servir y padecer? ¿ Y podrá subsistir largo tiempo un esta– do constituíclo con esta desigualdad, á no ser en un estado violen– to; es decir, causando la pobreza, la ruina y la degradacion de los oprimidos? Puesto estos son, Señor, los tristes y terribles resul– téidos de las mitas, y de los que voy á dar á V. M. una ligera idea. "Los economistas quieren que se repartan las tierras de una nacion entre sus individuos para darles arraygo, para inspirarles amor á sus propiedades, y estimularlos al trabajo; más los indios, dispuestos siempre á caminar adonde se les llama, no pueden te- ner amor á sus propiedades. Lejos de tener este estímulo para emplearse en agricultura ú otra profesion útil, deben tener un to– tal desaliento para todo género de trabajo, de que debe resultar necesariamente la pobreza y miseria, y de aquí la despoblacion. "En efecto, así como es un pais rico y abundante la poblacion se aumenta por la razon de que los matrimonios son mas frecuen– tes, por la facilidad cie mantener las familias; así tambien por un motivo contrario se disminuye la poblacion entre aquellos que vi– ven en la pobreza y miseria . Asombra, Señor, la disminucion de

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