El Perú en las Cortes de Cádiz
EL PERU EN LAS CORTES DE CADIZ 559 · que los actuales: aquellos poseian artes que estos no conocen. Sus preciosas telas de plumas, el beneficio de las minas, y sus obras de arquitectura, hacen admirar sus talentos y su industria. Con que si de aquel tiempo á esta parte los indios han dado pasos re- trógrados, lejos de progresar, no obstante que las mitas han estado · en juego sin interrupcíon, es evidente que no son ellas el medio de estimular á los indios al trabajo. Pero ni pueden serlo, Señor, es menester ó no reconocer el corazon humano, ó creer que los indios no tienen corazon; es decir, que no son hombres para pensar de otro modo. Los hombres de todos tiempos y de todos paises son inclinados naturalmente -al ocio y al descanso. El trabajo es una verdadera pena, y es necesario algun aliciente que nos la suavice. El interés es el lenitivo de esta pena, y el mejor móvil del corazón humano. El deseo de las comodidades de la vida, de los honores, de la estimacion y consideracion pública, son los estímulos mas poderosos que hacen al hombre emprender grandes cosas, arros– trar los peligros, y sufrir largas fatigas. En faltando esta recom– pensa viene el desaliento, el ocio y el abandono . Pues las mitas ca– balmente destruyen estos resortes del corazon humano. Ellas no aumentan las riquezas, porque ántes arruinan y reducen á la ma– yor miseria á los indios. Menos contribuyen á darles considera– cion, al contrario, los humillan y abaten en términos de ser trata– dos como esclavos que han nacido para la servidumbre. En menos palabras, no hay honor donde no hay estimacion, y no hay estíma– cion donde no hay propiedades. Es, pues, claro que las mitas no son el medio de corregir la apatía de los indios . En caso de existir este vicio, yo <liria que la abolición de la mita es su remedio. Déxeseles en absoluta libertad; quíteseles esa servidumbre tan ominosa; páguenseles por un precio justo sus jor– nales; y tráteseles con humanidad; y ellos mismos se ofrecerán es– pontáneamente para los trabajos. El interes, las comodidades y c!istinciones tendrán lugar en su corazón. No hay que temer, Señor, que con la abolicion de las mitas se atrase la agricultura y cesen las minas. En la península ni en toda Europa no se conoce seme– jante institucion, y con todo ¿será comparable la industria europea - con la americana? Sin salir de la América, en Nueva-España hace · ~·a mucho tiempo que las mitas se acabaron; y con todo es la mas rica provincia de América, y la que mas ha progresado en el ramo de minas, artes y agricultura. Menos debe temerse que los indios, siendo ya libres para trabajar como y donde les parezca, preten~
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