El Perú en las Cortes de Cádiz
576 GUILLERA!O DURA.ND FLOREZ zos de la cordillera de los Andes, sus poblaciones mal situadas y su~ mamente distantes, y la falta absoluta de calzadas y canales inte– riores que faciliten el tránsito de unos lugares á otros, colocan las mulas en la linea principal de los recursos que merecen protegerse con preferencia. La exportacion de los frutos que producen aque– llas provincias, la internacion de efectos y útiles para el beneficio de los metales, el transporte de estos á los asientos é ingenios don– de se benefician, la conduccion de víveres á estos puntos situados en Jo mas rígido de la cordillera, los necesarios para el consumo de la capital, y por último todo el tráfico se verifica exclusiva– mente en mulas. Las provincias del Tucuman, pertenecientes al vi– rreynato de Buenos- Ayres, sirven de criaderos, y por esta causa mantienen con el Perú una comunicacion tan viva y tan frecuente. Una feria anual celebrada en Salta á la distancia formidable de seiscientas leguas de Lima, ofrece á todo pensador un espectáculo digno é interesante. Apoyado en la verdad, en el conocimiento del terreno, y en las máximas de los mejores economistas, debo sentar que la mula es un artículo de primera necesidad en aquellos pai– ~es, y que la arriería es la piedra angular de su prosperidad y en– grandecimiento. Considerada, pues, la mula en el Perú como pri– mera materia de su agricultura, industria, comercio y minas, se debe amparar su conduccion, se debe libertar de derechos si fuere posible, o metodizar, al menos, su recaudacion de modo que se ve– rifique, y no oprima, no arruine. "Un asunto tan esencial merece, Señor, alguna detencion. Veinte y cinco mil mulas salen todos los años de la Tablada de Salta á buscar su expendío en el reyno del Perú. Pero seiscientas leguas de caminos ásperos y escabrosos, los diversos y opuestos tempera– mentos, la suma escasez de pastos, las pocas aguas, algunos para– ges mal sanos o inficionados, y el sello de la muerte impreso so– bre todo viviente, son los conductores perpetuos de la merma de cinco mil en la cftada porcion, segun computos seguidos con exac– titud y curiosidad en dos quinquenios. Salen todas las tropas de Salta desde principios de febrero hasta mediados de abril, y se ven– den en la tablada de Tucies desde principios de mayo hasta me– diados de setiembre, introduciéndose por partidas de mil quinien– tas á dos mil mulas. Para llegar al mercado son grandes y gravo– sos los perjuicios que sufren quantos se dedican á una profesion tan interesante, y á un giro que lleva consigo tanto afan y tantos riesgos, no menos que el padecimiento de tantas intemperies y pe-
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