El Perú en las Cortes de Cádiz
EL PERU EN LAS CORTES DE CADIZ 577 ligros. Sin traer á consideracion las fatigas que hayan experimen– tado desde Salta hasta las fronteras de la intendencia de Puno, no son para omitidos los quebrantos que sufren desde que pasan el desaguadero, limite entre los virreynatos del Perú y de Buenos– Ayres, hasta que despachan su comision en la tablada de Tucles. Todo tropero debe presentarse en seis receptorias ó aduanillas des-. de que sale con la guia de Salta hasta que cancela su obligacion en Lima, y en cada sitio se fe requiere con un mismo tono ceñudo é insoportable, propio de la mala educacion que distingue á mu– chos empleados en la hacienda nacional, envejecidos en los abusos y en el despotismo. En dichos establecimientos son numeradas y reconocidas las mulas para exigir á los troperos el derecho de un seis por ciento en razon de alcabala, y sufren seis o mas recuentos con detencion de seis ó mas dias en parages mal sanos, y con el costo indispensable de los pastos. Se les originan ademas pérdidas de consideracion en su ganado, porque como camina sin domar, les cuesta grandes dificultades y repetidas carreras reunir las mulas dispersas, originándose de aquí su cansancio, y viéndose los con– ductores en la necesidad de matarlas para presentar el fierro á los guardas y librarse así del pago de la alcabala. Anteriormente quan– do era libre la introduccion, ó no experimentaba tantos obstáculos, vendian las mulas cansadas en los pueblos de tránsito, y los indios, dcspues de algunos meses de cuidarlas, y engordarlas, se servian de ellas, dimanando de esta libertad una doble ventaja, pues la mula no se perdia, y los tucumanes reportaban alguna utilidad. En un principio se avaluaban las mulas en el Perú á catorce pesos fuer– tes, y por lo tanto debia adquirir el erario diez y seis mil ochocien– tos pesos fuertes por producto del derecho de alcabala y seis mil ochocientos pesos fuertes por producto del derecho de alcabala. Fueron tantos los clamores de los empleados en rentas, y tan exa– geradas las pinturas que hicieron de los fraudes contra el estado en dicho ramo, que preocuparon al Gobierno, y le hicieron aumen– tar un setenta por ciento su avaluo. En honor de la verdad permí– taseme presentar á V. M. un cálculo de un vecino de la ciudad de Lima muy inteligente en este negociado. Sienta que un año con otro pasen el desaguadero once tropas de á dos mil doscientas mulas cada una: afirma igualmente que á la vigilancia de los . dependien– tes de Salta se oculten trescientas en cada tropa, número extra– ordinariamente grande, y saca en último resultado que toda la su– ma de ese fraude tan ponderado, aun quando se lograse comple– tamente, ascenderta á dos mil setecientos setenta y dos pesos fuer-
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