El teatro en la independencia

20 12 que sus tiranos a destruirla, ya. se hubiera convertido en un de– sierto esp~ntoso. Rosi. Esa es una verdad infalible: ¿ y que aun a i pretendan es– tos malvados-, viendo que los Americanos han abierto los ojos y quitado de ellos las tristes vendas que los tenian en tinie– blas proseguir en su dominacion? Pep. No esta en que lo preten– dan sino eri que lo consigan: ya acabo para siernp¡e su exe– crable imperio, demasiado ba– bia durado, aunque debemos concederles una politica infer– nal en el modo cJe gobernarse para habernos tenido esclaviza– dos por tan largo tiempo. Lo primero que hicieron fue intro– ducir nuevas castas en la Ame– rica, lo qoo motivó una rivali– dad terrible entre los habitan– tes de todas las Colonias. Pro– curaron cimentar eo sus h~os ideas caballerezas, de suerte , que el ma-s soez pulpero o ar– tesano español ( a quien ~l Rey conced.ia un Don tamaño al pasar la linea) se casaba y tra– taba de que sus ·hijos fuesen tambien Caballeros, y corno la tal caballeria consiste en que– rer eJevaFse sobre los demas, de aquí han nacido los odios, las enemistades, los rencores en– tre los Americanos: <lesprecia1!– do irnos y otros embidiando , han venido a Ser unos rivales declarados: de aqu.i se ha ori– ginado el egoismp y una pro– secusion de males inCalculables: Basta estos unimos tiempos hau venido a ser los Americanos mas enemigos entre si, que de los Españoles, a quienes siem– pre trataron, aun los mas ricos y nobles, con mucha mas consíde– racion que a los suyos, franque· andoles sus caudales, dandoles sus hijas en matrimonio, y en fin anteponiendo los en todo a soi ConciudadanO!~, a quienes trata– ban de canallas, de·mulatrn• &c. Lor, Gracias al Cielo que llega.. mos al tiempo en que el meri- 4 to y la virtud constituyan la no– bleza, por que esa nobleza com.. prada por muchos fanasticos que se decoraban a costa de su dinero, haciehdo ·consistir su ex– plendor en una joya que t.raeian al pecho· p~ra distinguirse, y no en el merito personal; lejos de elevarlos, los abatía a vista <le los hombres sensatos, deslum– brando solo a la multitud. Bue– no es que se realce la virtud, el talento y )os grandes setvi– cios a la Patria con alguna dis– tincion, y que aun se tengim ea consideracion los meritos de los Padres para premiar a los hijos, pero esto debe ser cuan· do e tos lo merezcan por sus· virtudes: lo demas es enzalzar a la ignorancia, a la qsual fortuna , con agravio de los hom– bres dignos que se hayan he– cho acrehedores al premio. Man. He! dejemos a eso~ ilusos, des predables en toda sociedad il ustrada, que no tendran poco castigo en varsedesnudos de.una.

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