El teatro en la independencia

352 GUILLERMO UGARTE CHAMORRO sionero español Alonso! ... Pronto, venga aquí el traidor! (Sale el soldado). ELV. ¿Qué suerte le deparas? PIZ. ¡La muerte, la muerte!. . . en tormentos horribles, pro– longados hasta donde pueda idear la mas sañuda venganza, hasta donde sostenerlos pueda la vida en la agonía! ELV: ¡Qué vergüenza!-¿quieres que se diga que los peruanos encontraron que Pizarro no pudo vencer, hasta que esperimentó Alonso que Pizarro podia asesinar? PIZ. Digan lo que quieran; poco importa: su suerte está de– cretada. ELV. Haz tu voluntad, pero acuérdate de lo que voi a decirte. Si vilmente derramas la sangre de este valiente jóven, El ira es por siempre perdida para tí. PIZ. ¿Y qué interes por su estraño es este? qué te importa la suerte de Alonso? ELV. ¡Su suerte! Nada.-¡Tu gloria! Mucho.-¿Piensa que yo te amaré, sin fama, sin honor, sin justa nombradía?- No me conoces. PIZ. Ni tú tampoco a mí: de lo contrario, sabrías qu un vez provocado a aborrecer, jamas abandono la idea d v n arme. (Entra Alonso con grillos y escolta.) ¡Bien venido, bi n v nido D. Alonso de Molina! ... mucho tiempo hace que no nos h mo vi to: tu aspecto manifiesta que has a ado la vida n am tr in lencia, ¿Cómo es que, en medio de los trabajos y lo cuid do d la guerra, conservas esa flor de salud qu solo dá 1 blando i ?– Dime tu secreto. AL. De nada te s rvirá. Cual quiera que h ui- dados y lo trabajos d la gu rra, l z ha mor (Poniendo e la mano en l corazon.) PIZ. ¡ ar ást· o jóv V. Bi t h ¿ qu 1 '1 { tu · .

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