El teatro en la independencia
EL TEATRO EN LA INDEPENDENCIA 357 lares, la envidia de mis enemigos; la que favorezca mis miras, y encumbre mi poder. ELV. Cada palabra que pronuncias, cada momento en que te oigo, disipa la nube fatal al travez de la cual te habia juzgado yo. Hombre de gran nombradía, pero de alma pequeña, no na– ciste para apreciar la verdadera fama, la gloria jenuina. ¡Anda! . . .prefiere la adulacion del dia que huye, a la brillante auréola de un nombre que nunca muriese!-¡Anda! . . . y prefiere mirar el grano de arena que pisas, ántes que contemplar la constelacion de estrellas que lucen sobre tu cabeza! La Fama, deber soberano de toda ambician noble, no ha de adorarse asi: quien solo busca el homenaje de los vivos, se quedará de humilde postulante en el pórtico de su templo, solicitando promíscuamente del voluble alien– to de cada miserable que pasa, el frájil tributo de su alabanza. No se atreve a acercarse al altar sagrado; ninguna noble ofrenda suya se presenta allí; y nunca su adorada imájen, colocada allí, recla– mará gloriosa inmortalidad para su memoria. PIZ. Elvira, déjame. ELV. Pizarra, ya no me amas. PIZ. No es asi, Elvira. ¿Mas cómo no he de sospechar, viendo tan grande interes por un estraño ?-Retracta tus palabras. ELV. No, Pizarra: aun no soi perdida para tí: un hilo queda aun, que me liga a tu suerte; y te pido, no por mí, que no lo cortes. . . no derrames la sangre de Alonso. PIZ. Mi resolucion está tomada. ELV. ¿Aun cuando te cueste perder para siempre a Elvira? PIZ. Sí. ELV. Pizarra, ya qu no al honor ya que no a la humanidad, dá oidos a mi cariño; t n n cu nta los sa rifi io qu por tí h h cho. ¿ o abandoné por tí padr , amigo > r putacion patria? al huir de Jlo y precipitarm en tu brazos, n orrí 1 ri go d sepultarme n el s no d J O cano? No h participado d todos tus peligros en tierra y en J mar d horr nda t mp tad ? Aun n
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