El teatro en la independencia

ACTO CUARTO ESCENA I. UN CALABOZO (Alonso con grillos. Un centinela paseándose por allí cerca.) AL. Por la última vez he visto al padre de la luz descender entre nubes a su ocaso. Por la última vez veo ahora, por entre las hendiduras de este techo el dulce rutilar de las estrellas. Por la última vez, y mui en breve, o Sol, te veré salir de entre cortinas, convirtiendo tus rayos en brillantes gotas de rocío la pálida niebla matutina ¡Vendrá entónces la muerte! ... mi muerte en la mañana del mismo dia, en que! ... Mas no, Alonso: no numeres la vida que has corrido por solo los dias y las horas que has respirado: una vida bien empleada ha de medirse mas noblemente; no por los años, sino por los hechos. Y siendo así, en vez de murmurar, debes bendecir a la providencia, que en tan corto espacio de tiem– po, valiéndose de tí como de instrumento suyo, te ha hecho derra– mar bienes sin cuento sobre el desvalido y sobre el oprimido. Muere prematuramente, por mas que haya llegado a edad decré– pita, aquel de quien no se recuerda ningun beneficio, hecho por él a los hombres. Tan solo vivieron largo tiempo los que virtuo– sos vivieron. (Entra un soldado, le presenta un pase al centinela; y este se retira). AL. ¿Qué traes ahí? EL SOLDADO. Algun refresco que me han mandado d jar en vuestro calabozo. AL. ¿Quién? SOLO. Doña Elvira; que estará aquí ánt s d amane r.

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