El teatro en la independencia
362 GUILLERMO UGARTE CHAMORRO ROL. Soldado, tengo que hablar con él. CENT. Atras, ya dije que no puede ser. ROL. Te lo suplico . .. ¡Un solo instante! CENT. En vano te empeñas: mi consigna es terminante. ROL. Ahora mismo he visto salir de aquí un mensajero. CENT. Mas ese trajo un pase, que todos estamos acostum– brados a obedecer. ROL. Mira este tejo de oro macizo; mira estas piedras pre– ciosas. En tu tierra, serán para tí y para los tuyos, riqueza mayor que cuanta esperaste o deseaste alcanzar jamas. Tómalo; tuyo es todo: déjame hablar un minuto con Alonso. CENT. ¡Quita de aquí! ... ¿Pretendes corromperme? ¡a mi, castellano viejo! .. . Conozco mejor mi obligación!- ROL. ¡Soldado! ¿tienes mujer? CENT. Si tengo. ROL. ¿E hijos? CENT. Cuatro, buenos y hermosos ROL. ¿Donde los dejaste? CENT. En mi pueblo, en la misma choza donde yo nací. ROL. ¿Amas a tu mujer y a tus hijos? CENT. ¿Pues no he de amarlos? de todo corazon, bien lo sabe el cielo. ROL. Figúrate, pues, soldado, que estuvieses cond nado a cruel muerte en esta tierra estraña . . . ¿cuál s ria tu último d - seo, tu último ruego? CENT. Que algun camarada 11 vas mi postr r adios mi bendición a mi muj r y a mi hijo .
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