El teatro en la independencia

ACTO QUINTO ESCENA I. UNA ESPESA SELVA, Y EN LO MAS RETIRADO DE ELLA UNA CABANA. Horrible tempestad. Cara tien~ cubierto a su hijo en un lecho de hojas y de musgo. COR. ¡Oh Naturaleza! tú no tienes la fuerza que el amor. Mi cuidadoso espíritu no siente la menor fatiga en esta marcha; en tanto que mi cansada y trémula máquina se rinde al peso del desfallecimiento. Y en cuanto a tí, hijo mio, aun cuando ya fla– queaba bajo tu amable carga, ¿cómo negarme a dar para reposo tuyo este lecho miserable? ¡Oh, mi hijo! a estar cierta de que no alienta ya tu padre, ¡cuan pronto me echaria a tu lado querido! . . .pero para siempre, para siempre!-(Relampaguea y truena). o te pido a tí, tempestad impía, que mitigues tu furia por compasion a la pobre Cora; ni en tanto que tu trueno respete su descanso, pertubaré a mi dormido querubín. A pesar de que bien sabe 1 cielo que no deseo oir la voz de la ida, y entir qu está cerca de mí la vida, todo lo sobrellevar , mientras tenga un resto de razon. (Mas truen'os y relampagos).-¡Y aun no os aplacais, ele.- mentas insensibles! ... sin embargo duerme tranquilo mi inocent niño!-Oh muerte! ... ¿cuando concederás tal r poso a la madre de este infante?-Pero aun puedo guar certe d la t mp tad: este velo ... (le cubre con el suyo). AL. (De adentro). ¡Cora! COR. ¡Há! AL. ¡Coral COR. Coraz n mio! ... Sant No es la voz de Alon o? ! ... ¿n ng ñ i ? ...

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx