El teatro en la independencia

36 28 Ros. ¿Pues era adivino pa1·a sa~ jamás há pisado mi casa? ver que estabas aqu1, cuando ESCENA OCTAVA. Dichos Don Manuel Don Tomas !J Dor1,a Luysa. Manu. Vamos ¿ adoo-de está esa Señora zelosa, que quiero se haga camarada de su compe– tidora? Pep. -No chancee V. Don Manuel, que uo gusto de burlas. Manu. ¡ Hé ! dejense ustedes de etiquetas: abrase V. á esta Se– ñorita ... ... A Do11a Luysa. Pep. Aparte V.......A Doña Luysa que Don 1\.fanw~l la condúce para que se abrasen. Luys. ¿Por c¡ue me espone V. a estos sonrrojos? Manu. Por que nunca me persua– dí, que Doña Pepita me esti– mase tan poco, que reusase la amistacl de mi esposa. Pep. ¿Como... ? ¿Su esposa de V.? Manu. Si Señorita: esta es su aparente rival Luys. Yo disgusté a V. pero sin pretenderlo. Don Tomás llego en busca de mi esposo á la bo– tica, no le hallo, y al tiempo de marcharse entro yo que atraída del repique y de la aclamacion del Pueblo, quise salir tambien a divertirme: como en la boti– ca se -juntan de continuo varios patri.ota , pretendi reunirme á ellos, y solo encontre al Señor, por que los demas se habian ause¡1tado. Estabamos in ciertos de la direccion que debíamos tomar , cuando entró este ca– ballero...por Don Hipolito nós anuncio qne debian estar en esta Casa. Don Tomas usando de cortesia, quiso acompañarme, y hé aqui la causa del disgusto de V. Tom. Y o solicité á V. en su Casa, no la encontré, y asi procure ver á mi amigo Don Manuel, para que me informase del lu– gar donde podría encontrarla, y sucedio lo que V. sabe. Pep. Perdone V. querida rnia, que engañada por las apariencias, tu– viese tan injustas sospechas, aunque me debe servir de dis– culpa no conocerla, y dignese abrasarme y tenerme por muy suya, Luys. Yo estimo el honor que V. me dispensa, y espero hacerme acrehedora á su cariño, Tom. Y bien. ahora falto yo: y á mi no se me satisface con tanta facilidad, pues el Señor, a lo que entiendo, no es ca~ado, y supuesto que l delito fue igual y V. queda libre de su zelos_, yo. Pep. No tiene V. que d cirme, pues le puedo dar una satisfac· cion aun mas completa. Tom. ¿ Y cual puede ser esa?