El teatro en la independencia

38 ;~O tar sobre nuestra mas comoda existencia, tenemos vn campo bastisimo de giros y labores .que favorecidos por el gobierno, nós prome~n montes de ornen cada uno de los ramos que quiera– mos abrazar. La agricultura nos ofrece tierras feraces que pro– <lu-cen toda especie de granos y frútos, capaces de llenar la am– bician clel. mas avaro. Las mi– nas, riqulsimos metales que cor– rcran entre nosotros, no prodi– gaudose su salida como en el gobierno anterior, <'H q.ue ape– nas pas¡iba por nuestra vista. Las ina.g·otables montañas-: ro– bustos arboles de las meJqres maderas del mundo; de mane- 1·a, que sin auxilio do Naciones extrang·el'as, podemos poner en ]as mares dentro ue poco tiem– po, respetables escuadras, pues todo lo necesario a equiparlas se encuentra entre nosotros. Fierros, Cobres, Cañamos, bre– as &c. En fin, en todos las pro– ducione~ naturales se parlicula· riza la A merica, habiendo ren– glone · q1Je solo á ella le són pecu liares. Miles <le estrangeros atrai– dos de nuestra riqueza y de la protecciou que les ofrecerán nu– estras leyes, se vendrán á esta– blecer en estos Paise~; difuudi– ran sus conocirnjentos entre no~ -sotros, y en pocos años llegare– mos a un alto g;rado <le perfec– CÍún; se ci viJizarán los Pueblos, y se presentarán l-0s estados americanos á la faz del mundo, de un modo respetable é impo– nente, siendo aun .mismo tiem– po temidos y embidiados. F;·an. Bastante nos temen ya~ se– guro e~ta que nadie se atreva á insultarnos que no tenga que arrepentirse de !U temeridad. Hipo. A todas las naciones les es conveniente el guardar con no– sotros Ja mejor armonía, y de– bemos persuadirnos no preten– dan interrumpir nuestro sosiego. Estos paises divididos por la na– turaleza del mundo antig·uo, solo pudieron ser inva<lidos por el fraude de los Españoles, pero hoy que la indepencia , y la libertad nos pondrán en estado de competir cou lo mas ilus• .. trado de la Europa ¿que po– tencia seria tan necia que osase poner en planta un proyecto tan costo~o y cuyas resultas serian funestisirnas para los Kivasorns? Fran. Mas eso está muy di tan· te de suceder: las reh1ciones mercantiles, el franco Comercio, la proteccion que encontraran sus buque~ en uuestros puertos, y sobre todo la grandes con· veniencias que les resultan de nuestra amistad; nós couti\ia1:áu toda su consideradon y aun su respeto. Hip. Hombre ¿ quien demonios nos ha metiuo a estadistas? Ha'– blamos en estas materias con la misma satisfaccion que lo ha· rian un Pit un Talleirand. Alf Por ventura ¿ no somos bom..

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