El teatro en la independencia: piezas teatrales

DECIMAS PARA MI HIJA ¡Qué susto, qué confusión! No se me ocurre qué hablar ... !cómo pudiera escapar! ¡que bajen ese telón! Pero, inútil precaución, yo no tengo dónde huir; adentro no puedo ir, pues allí est~ mi papá que muy serio mandará que otra vez vuelva a salir. Y, viéndome en este aprieto, y siendo yo una mujer ¿qué menos pudiera hacer que revelar un secreto? La cosa es que ese sujeto que llaman primer galán se halla en el mayor afán, suspenso entre mil temores. Chitito ¡por Dios! señores, y a nadie se lo dirán. Ese guapo que, sereno, se bate en cien desafíos, y mata aquí los judíos, y sabe tragar veneno, el mismo, de susto lleno, no puede, no se presenta para decir cuanto sienta; teme no hallar expresiones. ¡Esos son los valentones! ... ¿Quién de risa no revienta?

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