El teatro en la independencia: piezas teatrales

EL TEATRO EN LA INDEPENDENCIA En siglos más felices ésta la escuela fue do se presenta con nobles y graciosos atractivos la moral en acción, su austera norma haciendo fácil con ejemplos vivos. Allí los ciudadanos y los reyes y los claros varones tomaban las lecciones de vivir y mandar. Allí unas veces altiva, fiera, en imperial decoro calzó la musa su coturno de oro, y mostrando el puñal ensangrentado horror, indignación, piedad inspira, y el corazón nos deja lacerado. ¿Quién puede ver sufrir sin condolerse? ... Mas ella al criminal jamás perdona, aunque brille en su frente la corona, y la tumba o la infamia lo confunde. O menos cruel, con no menor encanto, nobles pasiones en el pecho infunde; celo por el deber, el voto santo de morir por la patria, y aquel ánimo grande, firme, fuerte, de preferir al deshonor la muerte. Otras veces la musa, más humana, depuesto el regio manto, se presenta cual simple ciudadana, y jovial y festiva, si el arma poderosa de la burla y ridículo maneja, con su maligna gracia nos cautiva. Nos divierte pintando los caprichos del celo, del amor, de la codicia, las risibles pasiones de los viejos, que obrando mal, nos sacian de consejos. Todos ríen, y todos se corrigen. El seductor infame, el mentiroso, el avaro, el hipócrita, el ingrato, ríen sin querer mirando su retrato. 339

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