El teatro en la independencia: piezas teatrales

L GUILLERMO UGARTE CHAMORRO tica en el semicírculo -prescribe el Código- la danza de la Indus– tria cuyos festivos y armoniosos movimientos expresan la natu– raleza salvaje represen·tada en un hombre y en una mujer vesti– dos de pieles, con arcos y flechas; la agricultura coronada de flo– res y pámpanos y con la cornucopia de la abundancia se presen– ta para conducirlos a un punto que aparece cultivado y donde sus ninfas le sirven 1nieses y frutos. Pasan después al taller de la in– dustria donde varios jóvenes, graciosamen·te dispuestos, les pre– sentarán ropas y adornos con los que viste, concluyendo_ al fin la danza con varias figuras formadas de toda la comparsa; y finaU– zando la fiesta con una hermosa cabalgata que acompañará a los beneméritos a sus habitaciones, que se figurarán cerca de aquel punto". La cuarta y última fiesta -la de la Gratitud Nacional- se realizaría en diciembre, mes en que se promulgó la Constitución de 1823. Ella sería en obsequio de los defensores de la Constitu– ción y de los ciudadanos que hubiesen prestado eminentes servi– cios a la Independencia y a la organización social de Chile. En la tarde habría un simulacro militar y en· la noche, iluminacio– nes y espectáculos dramáticos. Por lo visto, cada celebración de estas fiestas públicas, daba lugar a una verdadera mise en scene. Demostrando su constante interés por la producción teatral, Egaña consignó también el siguiente artículo (N<:> 186) en la Sec– ción V, referente a la Academia Nacional: "La Sección de Bellas Artes y Ciencias Morales tendrá especial encargo de trabajar pie– zas dramáticas bajo los principios ya establecidos y de elogiar las virtudes y grandes servicios consagrados a la Patria y a la humanidad en general". Sin desconocer los muchos valores contenidos en el Código Moral de Egaña, puede observarse, por lo que de él acabamos de ver, su carácter marcadamente idealista y, a veces, hasta ingenuo. V arios artículos impresionan como concebidos más por un poeta que por un legislador. Por ello, Mario Góngora ha caracterizado la mentalidad de Egaña como de utópico-iluminista, y al referir– se a los artículos de la Sección Espectáculos, danzas y cantares expresa que, en ellos, Egaña instituyó "un criterio rígidamenté moral y ejemplarizador, como es normal en las utopías políticas y pedagógicas". (El rasgo utópico en el pensamiento de Juan Ega– ña, ob . cit . p . 100). Barros Arana, por su parte, juzgó que el Có– digo Moral fue una "invención ilusoria que había de ser imposible poner en planta" pero reconoció que él "echó las bases de la or-

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