El teatro en la independencia: piezas teatrales

~L TEATRO EN LA INDEPENDENCIA LlII que lo con'signó Medina, también en la Imprenta en Lima (t. JI!, N'? 1808, p. 258). En nuestras más recientes investigaciones en di– cha Biblioteca, inútiles resultaron los e9fuerzos para ubicarlo. Lohmann Villena se ocupó de ambas peizas, primero en su folle– to Apuntaciones sobre el arte dramático en Lima durante el vi– rreinato (Lima, 1941, p. 28) y, cuatro años después, en su libro El arte dramático en Lima. . . (oh. cit. pp. 526-527). Lohmann comentó que la loa "tenía humos de neoclasicismo" y era "de la mayor ramplonería imaginable". El Entremés del Huamanguino entre un Huantino y una Ne– gra se publica íntegramente por primera vez y a base de dos co– pias, con algunas variantes, que nos fueron obsequiadas, una en 1956 y en Ayacucho por el Padre Pedro Mañaricúa, y otra, en 1968 y en Lima por la señora Rosa Alarco. La primera, manuscrita, es "copia de un cuaderno antiguo que se conserva en el monas– terio de Santa Teresa de Ayacucho" y lleva por título y encabeza– miento: "Entremés del Huamanguino entre un Guantino y una Ne– gra para la Navidad en el Monasterio del Carmen de Huamanga, año de 1797". La segunda, mecanografiada, sólo tiene el título ge– nérico de Entremés, al que sigue la anotación: "escrito por una R.R. Madre del Mon·asterio de Santa Teresa para su representa– ción en la Navidad del año 1797". De tales informaciones se co– lige que este entremés fue escrito en Huamanga y en 1797, por una religiosa teresiana, y representado en la Navidad de ese año, en el Monasterio del Carmen de dicha ciudad. En 1942 el Padre Mañaricúa dio a conocer dos pequeños frag– mentos de este entremés ert la revista Huamanga (Ayacucho, 1942, N'? 51, p. 17 y N<: 52-53, pp. 34). Esta composición en verso tiene particular importancia por constituir grata y añeja muestra de la existencia de un riquísimo pero aún no estudiado repertorio teatral peruano, esencialmente popular y mestizo, caracteres éstos que se revelan· con especial ni– tidez al través de las formas peculiares del habla castellano– quechua de sus personajes, formas lingüísticas en las que reside, básicamente, la razón de sus regocijantes escenas. Al respecto, re– sulta también muy interesante la presencia de la Negra con su jerigonza característica.

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