El teatro en la independencia: piezas teatrales

..... , ' EL TEATRO EN LA INDEPENDENCIA LVII demás, coetáneos de los suc~sos iniciales de la emancipación alto– peruana" (La vida de Monteagudo, t. I, Buenos Aires, 1950, p. 56). A pesar de que, desde la segunda mitad del siglo XIX, histo– riadores bolivianos y argentin·os -entre los primeros, José Manuel Cortés, Valentín Abecia, Alcides Arguedas y Guillermo Francovich; y entre los segundos, Clemente L. Fregeiro, C. Galván Moreno y Mariano de Vedia y Mitre- han dado noticias de la existencia de este Diálogo, y no obstante la relevante actuación de su autor en el período de nuestra Independencia, la presencia protagónica del último de los Incas, y el tema sustancialmente referido al Perú y a los peruanos, la verdad es que este valioso Diálogo ha permane– cido, prácticamente, ignorado en el Perú. En forma tan convencional como sugestiva, Monteagudo pre· senta a Atahualpa platicando con Fernando VII en los Campos Elí– seos, morada de las ánimas. Tal vez con .significativa intención del autor, el rey Barbón, entonces en la plenitud de su vida, aparecía como difunto. En largas y elocuentes _intervenciones, ambos monarcas expo– nen las causas, en algo semejantes, de sus desdichas, y esgrimen los argumentos de dos posiciones, en todo contrarias: de un lado, La española pretendiendo justificar la conquista y la dominación de América; y de la otra, la peruana y americana, sosteniendo La in– justicia y la crueldad de la conquista, y su derecho naturaL e im– prescriptible a la liberta4. Los rotundos y vigorosos alegatos de Atahualpa adquieren vi– brantes acentos oratorios y terminan por convencer 'al soberano es– pañoL quien expresa: "Convencido de tus razones, cuanto habeis dicho confieso, y en· su virtud, si aún viviera, yo mismo Los mo– viera (a los americanos) a la libertad e independencia mas bum que a vivir sujetos a una nación extranjera". Atahualpa responde, ya concluyendo el diálogo: "Y si yo transmigrarme pudiera aesae este Lugar a mi reino, sin duda Los exhortaria con La proclama si– guiente: Habitantes ael t'erú: si aesn·aturatizaaos e msensimes na– beis miraao hasta el aía con semotante tranquilo y sereno La ae– solación e infortunios de vuestra aesgraciaaa patria, aespertaa ya deL penoso Letargo en que habeis esraao sumergiaos, aesaparezca la penosa y funesta noche de La usurpacwn y amanezca et ctaro y luminoso día de la libertad . .. /1 Monteagudo se valió, por lo expuesto, de la forma teatral y didáctica deL diálogo para alcanzar su propósito fun:aamentaL de componer una pieza de agitación revolucionaria, directa, franca: 'y total. En ella volcó su apasionada rebeldía juvenil, su singular ta-

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