El teatro en la independencia: piezas teatrales

EL TEATRO EN LA INDEPENDENCIA LXI borrador de Olmedo que conserva [en Lima] el señor León entre los papeles que le dejó su hermano D. Matías a cuya casa fue re– comendado el poeta cuando vino a hacer sus estudios en esta ca– pital, y, de él hemos sacado la copia". (Poesías Inéditas de Olme– do. Apuntes bibliográficos para formar una edición más completa que las conocidas, Lima, 1861, pp. 43-44)., Otro borrador manus– crito de esta composición se guarda en el archivo de la familia Pino de Y caza, en Guayaquil. En los versos de este Prqlogo, Olmedo alaba las diversiones honestas como necesaria compensación a las fatigas del trabajo,· destaca la conveniencia de las representaciones escénicas y la uti– lidad de que en ellas se ejerciten los estudiantes, especialmente aquellos destinados al foro y las academias; y glosa las cruelda– des del Duque y celebra el triunfo de los dos amantes que resis– tieron la fiereza del tirano. El Duque de Viseo se había estrenado en España sólo cinco años antes, lo que demuestra el interés y la relativa prontitud con que las más recientes obras teatrales de la Metrópoli se conocían y aun representaban en Lima. Y si en España esta tragedia no alcanzó éxito mayor, en los países latinoamericanos obtuvo gran acogida, figurando durante muchos años en los ~epertorios de sus mejores compañías. Casi inmediatamente después, los alumn'os carolinos represen– taron la comedia El Café de Leandro Fernández de Moratín, y pa– ra esa oportunidad Olmedo escribió la letra de la tonadilla final, letra lamentablemente perdida. Resulta muy significativo que ambas piezas hubiesen sido ofre– cidas por alumnos del Convictorio. Y la circunstancia de haber concurrido a las represen'taciones las más altas autoridades colo– niales, hace suponer que tales espectáculos exhibieron algún deco– ro artístico, lo que es mayormente estimable tratándose de elen– cos estudiantiles y de obras de no fácil escenificación. Por lo de– más, todo ello no era sino una nueva prueba del espíritu de posi– tiva renovación que animaba las aulas carolin·as bajo la inspira– ción que ese gran maestro que fue su Rector, don Toribio Rodrí– guez de Mendoza. La más 'importante de las composiciones poético-teatrales de Olmedo, es la Loa al Excmo. Sr. D. José Abascal y Sousa. Fue com– puesta e impresa en Lima y declamada en el teatro de esta ciudad el 27 de noviembre de 1806. Un siglo después, el escritor cubano Enrique Piñeyro la reveló en el Bulletin Hispanique (Burdeos, vol. VII, N? 3, julio-septiembre de 1905) transcribiéndola del primitivo

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