El teatro en la independencia: piezas teatrales

LXXIV GUILLERMO UGARTE CHAMORRO 1951-1952, Pontificia Universidad Católica del Perú, año I, núm. 1, p. 518). • Admirable fue la labor que el peruano Luis Ambrosio Moran– te (Cuzco? 1775?-Santiago de Chile 1835), cumplió con vehemencia de predestinado en los escenarios teatrales y cívicos de Buenos Ai– res, Montevideo, Mendoza y Santiago de Chile, en su múltiple con– dición de autor, actor, director, promotor, cantante, traductor, adaptador, archivista, consueta y activo agente de noticias secre– tas en las campañas libertarias. El hombre de teatro y el ardoroso patriota fueron uno solo, pues Morante hizo de la escena eficaz y conmovida tribuna de las ideas revolucionarias. En aquellos años aurorales no hubo, especialmente en Buenos Aires y Santiago de Chile, ningún' acontecimiento que comprometiera los sentimientos ciudadanos que no tuviera, gracias a él, su inmediata repercusión en el teatro. Morante está reconocido como indiscutible gran precursor de los teatros argentino, uruguayo y chileno. Se le asigna, asimís– mo, el singular privilegio de ser el fundador de la escena nacio– nal argentina. Mariano G. Bosch -el más autorizado entre los historiadores del teatro en ese país- expresa al respecto: "Si he– mos de entender por obra de teatro nacional argentino aquella que por su asunto, sus personajes y su ambiente es realmente ar– gentina, podemos afirmar con toda verdad que la primera que subió a las tablas de nuestro teatro fue la de Ambrosio Morante el 24 de mayo de 1812, y se titulaba El 25 de Mayo. Y con esto, también dejamos establecido que el fundador del teatro nacional es él". (Orígenes del Teatro Nacional Argentino. En: Boletín de Estudios de Teatro, Instituto Nacional de Estudios de Teatro, Buenos Aires, setiembre-diciembre de 1947, Nos. 18-19, p. 175). El mismo Bosch señala otro mérito, no menos apreciable, de Morante: "es el autor de mayor producción teatral en este país (Argentina), Chile y Uruguay en el siglo XIX". (Luis Ambrosio Mo– rante ante el problema del Siripo apócrifo tenido por de Lavar– dén. En: Boletín' de la Academia Argentina de Letras, t. III, N? JO, abril-junio de 1935, Buenos Aires, p. 147). Teniendo nosotros en preparación un extenso estudio sobrt esta figura excepcional de la escena latinoamericana, y conside– rando el carácter eminen'temente documental de la presente Co– lección nos limitaremos ahora a mencionar los nombres de los historiadores que acreditan la nacionalidad peruana de Morante, y a presentar las seis siguientes piezas de teatro que hemos ele– gido entre las más representativas de este notabilísimo persona-

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