El teatro en la independencia: piezas teatrales

EL TEATRO EN LA INDEPENDENCIA LXXXVII José de la Riva Agüero al juzgar esta Oda, escribió: "Compo– sición mediana. Presenta en muchas partes tantas semejanzas con la Victoria de Junín que estoy por creer que Lissón plagió a Olmedo". (Carácter de la Literatura del Perú Independiente, ,Obras Completas de José de la Riva Agüero, 1, Lima, 1962, p. 106). La Loa "que recitó la señorita Hernández (2) en el teatro [de Lima] con el mayor aplauso el día 29 de julio [de 1828] en me– moria de nuestra gloriosa Independencia", apareció en' el diario li– meño Mercurio Peruano (N? 294, lunes 4 de agosto de 1828). Su autor figuró únicamente con las letras "S. B.", detrás de las cua– les tal vez se ocultó Felipe Pardo y Aliaga. f,sta posibilidad la fundamos en el hecho de que, en ese tiempo, don Felipe también publicaba en el Mercurio -del que era uno de los principales re– dactores- algunas composiciones en verso destinadas a ser reci– tadas en el teatro y, justamente,. entre otras artistas, por Emilia Hernández; y, sobre todo, en la semejanza de vocablos y pensa– mientos de esta Loa con los de otras creaciones poéticas suscri– tas, en esos mismos días, por Pardo y Aliaga. Buen ejemplo para advertir esta semejanza es la Oda dedicada al aniversario de la In– dependen·cia del Perú que el poeta firmó con su conocido seudq– nimo de Lelio. (Mercurio Peruano, N'! 292, viernes 1? de agosto de 1828). El Entremés para la Navidad "que se ha de representar en el Monasterio del Carmen, siendo recreacionera la señora Sor Ma– nuela Gálvez" fue escrito en verso el año 1828 y en la ciudad de Ayacucho. El Padre Pedro Mañaricúa nos proporcion·ó en 1956 una copia del manuscrito original que él poseyó y del que publi– có sólo un fragmento en la revista Huamanga (Ayacucho, 1942, N'! 52-53 pp. 4-6). Aquélla nos ha servido para imprimirla, ahora, por primera vez íntegramente. Las cualidades de este entremés son las mismas que hemos destacado al referirnos al otro, también huamanguino, de 1797. Ello señala una apreciable continuidad en la producción de este tipo de piezas de teatro, populares y perua– nísimas. Gracias a la valiosa colaboración del doctor Teodoro L. Me– neses, hemos logrado vencer casi todos los serios obstáculos que, para su lectura e interpretación, ofrecían la deficiente copia del original, y el quechua mal hablado de María, la negra. (2) Emilia Hernández, joven actriz española, mimada del público lime– ño e hija de la famosa actriz hispana Teresa Samaniego con la que llegó a Lima en 1827.

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