Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

INVASIONES INGLESAS EN EL RIO DE LA, PLATA 11 Beresford en la estancia ( 11) del Perdriel; pero no acababa de reen– trar en la ciudad, cuando los dispersos, tras ese bautizo de fuego y sangre que tornábalos más dueños y seguros de sí mismos, reorga– nizábanse como por ensalmo, más resueltos y numerosos. VII Y apareció luego un cuarto personaje, llamado a ser el protago– nista de la próxima epopeya: .Santiago Liniers y Bremont. Noble de alcurnia, marino de profesión y francés de nacimiento, (12) había entrado en el servicio de España desde muy joven; dis– tinguiéndose en las campañas de Argel ( 1775) y de Menorca ( 1782), (11) Entre nosotros hacienda o chacra, iSegún su extensión. (12) Nació en Niort. capital del departamento de Deux-Sevres ( y patria a la vez de Fontanes y de Mme. de Maintenon), el 25 de julio de 1753. Su familia, del Poitou fue una de las que más habían de distinguirse más tarde en esas tenaces y heroicas luchas de la Vendée, potente movimiento de reac– ción realista surgido contra la revolución francesa. Edúcose en el colegio de los PP. del Oratorio, salido del cual, en 1765, sintiendo gran inclinación por la carrera de las armas, obtuvo ser admitido como paje de Pedro de Jiménez gran maestre de la orden de los caballeros de Malta, con los cuales estuvo hasta 1768. Vuelto al continente en aquel año, ya con la cruz de la orden referida, ingresó, como teniente, en el regimiento real de caballería del Piamonte de guarnición en Carcassonna, y cuyo coronel era a la sazón el Barón de Talleyrand. Permaneció en dicho cuerpo hasta 1774. Hastiado de la inacción, pasó a España, siguió por tierra hasta Cartagena; .se embarcó con rumbo a Cádiz; y se dió de alta, como voluntario, en la escuadra española, embarcándose, por primera vez, en el navío San José. Tomó parte, como se dice en el texto, en la expedición enviada sobre Argel, y compuesta de 22,800 hombres bajo el mando del general conde de O'Reilly, en la condición de edecán del príncipe Camilo de Roban. Vuelto a Cádiz se matriculó en el colegio de guardias marinas de aquel puerto (16 de noviembre de 1775), ansioso de abrazar la carrera de los mares. Rendidos sus exámenes, y obte– nidos los despachos de alférez de fragata, fue aceptado en la flota de 116 velas traída por el famoso primer virrey del Río de la Plata, general don Pedro de Cevall<A.c;;, en 1776. De regreso al Viejo Mundo, distinguióse en la guerra que, a favor de la independencia de los EE. UU., estalló entre Ingla– terra por una parte, y España 'y Francia por otra; y fue uno de los marinos que marcharon en el formidable y fracasado intento de invasión de Inglate– rra, proyectado, al frente de 210 navíos, 400 chatas y 40,000 hombres, por los almirantes Luis de Córdoba (español), Orvilliens, Guichen y Latouche-Treville (franceses); todos los que entrados en el mar de la Mancha tuvieron que regresar a Brest. Liniers va en esa gran armada, a bordo del navío San Vi. cente. En 1780, con sólo algunas chalupas, aborda una fragata de 12 cañones y 60 tripulantes, la captura y la remolca hasta Cádiz. Sale luego con direc– ción al cabo de San Vicente, en protección de los galeones que, cargados de oro, van de América a la Península. Participa enseguida en el sitio de Mahon,

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