Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

INVASIONES INGLESAS EN EL RIO DE LA PLATA 25 madas y ciegas, que pueden convertirse en carne inofensiva de ca– ñón? ¿Se hará que la escuadra, hasta ese instante simple especta– dora de los sucesos, bombardee la morada bonaerense? La junta de guerra que considera estos alardes con la sangre fría y el espíritu práctico británico, rechaza uno y otro extremos, contemplando, ante todo, la suerte de los infinitos prisioneros caídos, entre ellos ochen– ta oficiales ingleses, expuestos a la venganza y el odio del populacho; y el crecido número de elementos de guerra que, con la derrota su– frida, quedan en poder de los triunfadores. Recuéntanse los efecti– vos: dos mil ochocientos ingleses han quedado tendidos en las calles, y cifra próxima a ese número ha caído prisionera. Se decide capitu– lar: Liniers, segunda vez engrandecido, propone generosamente dos condiciones sustanciales: reembarque de los vencidos, en la flota todavía incólume, desplegada a lo largo del río, en el término de diez días; y devolución de la plaza de Montevideo en el de dos me– ses. Agrégase el canje de prisioneros, que devolverá la libertad a los oficiales argentinos llevados a Londres. Las condiciones referidas se aceptan. Se firma la capitulación (7 de julio) y se cumple. Buenos Aires irradia con la alegría y el orgullo de su victoria. La América se estremece de gloria desde el Bravo del Norte hasta el Magallanes. La península ibérica se enso– berbece y regocija con el triunfo de sus nijos. El Tedeum laudamus resuena en las catedrales de Hispano-América, sin exceptuar una sola; los púlpitos del continente arden en alabanza y loor de Liniers y de Buenos Aires. El cabildo de Lima prohija al menor de los vástagos del prócer y le asigna de sus cajas una pensión anual de seiscientos pesos, "que debe gozar hasta que, tomando carrera, pueda imitar las virtudes de su padre" (27); y el virrey Abascal envía al gobierno de la cuídad triunfadora auxilios que ascienden a 700,000 pesos (28). Napoleón felicita al rey de España, jactándose de que el caudillo de los bonaerenses, dos veces el humillador de los anglos sea un francés. España da a Liniers los ascensos sucesivos de brigadier y mariscal de campo, y el título de conde de Buenos Ai– res (29) y le decreta una pensión anual de cien mil reales, que el (27) Mendiburu, Dicionario, t. I, pág. 6. Ese hijo era Jacques de Li– nier s y de Meuviel, muerto, según parece, algo después, porque fue el hijo mayor de su 1Segundo matrimonio quien heredó el título de conde de Liniers en Francia, y el de conde de Buenos Aires en España. (28) Id. Id. Id. - Torrente, op. cit., t 1, pág. 15 . (29) Que el agraciado asume el 15 de mayo de 1809. El 29 del J.nismo mes formuló oposición a ese título de Castilla en el cabildo bonaerense, fun. dado en que "·atacaba a los privilegios de la ciudad".

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx